Melodrama estilizado con ecos de Visconti
Hay un amante. El título de estreno local dice la verdad. Pero hay, sobre todo, una señora extranjera, inserta como esposa y madre en el seno de una familia donde debería reinar, pero en cambio sigue siendo un poco extranjera, extraña. La familia pertenece a la alta burguesía industrial de Milán. Todo en la casa se ve regido por la formalidad, el control, el carácter medio antipático de los italianos del norte. Afuera nieva, adentro, en una cena casi de etiqueta, el patriarca designa a sus sucesores. El futuro del emporio seguirá firme y sólido como siempre. Y justo ella viene a enamorarse de un joven chef, amigo de uno de los hijos.
Hay alguna salida a San Remo, algún asunto en Londres, pero el centro sigue siendo esa casa enorme, fría. La historia es sencilla, en partes previsible, en partes dolorosa. Dándole mayor peso dramático, la hija descubre su «anormalidad», la sucesión tiene sus tensiones, ocurre también una desgracia, y la mujer debe hacer un duelo, tomar una decisión. La familia no va a desmoronarse por eso. Al menos, a la vista de los otros. Y de nosotros.
Estilizado melodrama cercano a la tragedia, el relato cobra peso con la gran expresividad de Tilda Swinton, y con una puesta en escena hecha de silencios más elocuentes que cien palabras, ambientes enormes, vestuario refinado, particular manejo de cámara, música opresiva de John Addams (incluyendo algo de sus operas), un título original, «Io sono lamore», que nos remite a una de las frases más dolorosas de «Andrea Chénier», y, sobrevolando todo, lejanos ecos de Luchino Visconti. No tanto porque uno de los personajes se llame Tancredi, sino porque flota en el ambiente ese mismo aire a encierro y podredumbre de «La caída de los dioses» y «Grupo de familia en un interno».
Autor, Luca Guadagnino, nato a Palermo, que ya hizo varios documentales y videoclips pero sólo tres dramas en diez años, y cada uno distinto del otro. También destacables, Yorick Le Saux, director de fotografía, Pipo Delbuono (el marido), Alba Rohwacher (la hija), María Paiato (la fiel sirvienta), Gabrielle Ferzetti, Marisa Berenson (los suegros). El que hace de amante, en cambio, es bastante malo.