De la opera prima de Mazza ya escribí en varios momentos (tras su presentación en el BAFICI y en Venecia) y en distintos medios. Este austero melodrama rural sobre una enigmática cantante de un pueblo perdido de Entre Ríos fue rodado a pulmón, casi sin recursos, y con un resultado sorprendente por su intensidad y personalidad. Un joven extraño y perdido llega a un bar/cabaret de pueblo y queda subyugado por una misteriosa cantante (Gabriela Moyano, toda una revelación). Una película sobre amores obsesivos, construida a base de climas y pequeñas observaciones, que trabaja en los límites imprecisos entre la ficción y lo documental.