Desde hace años Daniel Burmeister recorre a bordo de su auto destartalado miles de kilómetros ofreciendo de pueblo en pueblo la creación de un largometraje de ficción interpretado y realizado con los vecinos de cada localidad. Nada por el estilo les había ocurrido nunca a estos pobladores, ni les ocurrirá nuevamente. De pronto se verán envueltos por la pasión creadora y el optimismo a toda prueba del recién llegado, quien es capaz de hacer de director, cameraman, sonidista, maquillador, continuista, editor, proyectorista y actor de reparto con la misma alegría que destapa un inodoro o construye un féretro a medida. Una visión diferente del interior argentino. Una película dentro de otra. Una sensación de bienestar que nos acompañará más allá de los 84 minutos que dura este film. Quienes aman el cine no pueden perdérselo, quienes aman la vida muchísimo menos.