El guión fue escrito por la directora y se centraliza en el amor de Sulamit y Friedrich. La historia sentimental de los protagonistas resulta atrayente desde el personaje masculino que siente y trata de “lavar” la culpa de sus padres, mediante la búsqueda de una revolución social que lo lleva a priorizar sus militancias y relegar a la mujer que ama.
Los hechos políticos están presentes en todas las subtramas, pero no siempre desarrollados con la misma intensidad, por lo que resulta que algunas referencias pasan rápidamente y acaso inadvertidas, tal como sucede, por ejemplo, con la escena del ataque que la protagonista sufre, por ser judía, de parte de la Agrupación Tacuara, organización guerrillera que tuvo vinculaciones con los nazis refugiados en la Argentina.
También en el filme hay un somero desarrollo sobre el icónico Mayo del ´68 francés, pero en los 60 años que abarca la trama de la película sucedieron tantos hechos desencadenantes de cambios políticos que evidentemente resultó difícil tratarlos en profundidad en los 100 minutos que dura el largometraje.
La directora, en un diálogo que mantuvo con éste cronista, contó que el hecho de no haber cerrado algunas situaciones se debe a que prefirió que el relato del espectador sea el que mida la dimensión de esos tratamientos en la trama; un concepto que remite a una tendencia del Nuevo Cine Argentino que se ha visto en la filmografía de Lucrecia Martel
Jeanine Meerapfel también declaró, durante esa charla con el periodista, que al escribir el guión pensaba en Max Riemelt como protagonista, por lo que se ve al actor con el physique du rol adecuado para componer un rol que va transformándose físicamente, a través de sus vivencias a largo de muchos años, y el intérprete alemán logró diferenciar visualmente e interiormente las etapas que el personaje atraviesa.
Celeste Cid vuelve a demostrar que es una excelente actriz que no sólo actúa sino que vive las situaciones. Para cada una de las edades por las que transita su personaje tiene una composición diferente que transmite al espectador los cambios interiores que ha sufrido la mujer a la que interpreta.
Los personajes secundarios no tienen un desarrollo gravitacional, por lo que los actores debieron realizar una labor muy mesurada, aunque se destacan Carlos Kaspar como el ex nazi padre de Friedrich, y Adriana Aizenberg como una tía de Sulamit con las características de una idishe mame.
“El amigo alemán” de Jeanine Meerapfel toca temas que pueden interesar a un público que “contempló” la política de la segunda mitad del siglo XX. Los jóvenes se sentirán atraídos por el ímpetu de los militantes que lucharon empecinadamente por sus ideales tratando de cambiar el mundo y, los que prefieren las historias de amor encontrarán en esta película los elementos para analizar, desde su propio relato, por qué se quiere “para siempre”.
Los cinéfilos podrán objetar que en este largometraje se tocan muchos temas pero sólo se profundiza sobre la culpa de los padres, aunque el desarrollo sea tangencial con las subtramas.