Dos extraños conocidos
El amor de Robert, ópera prima del director Nicholas Fackler, trata sobre el romance entre dos personas mayores; el redescubrimiento del amor entre dos personas que por diversas razones parecen encontrarse transitando en solitario el ocaso de sus vidas. Sin embargo, nada aquí es como parece.
Repentinamente, el apacible mundo de Robert (Landau) se modifica cualitativamente: la vida solitaria finaliza cuando al llegar del trabajo encuentra a Mary (Burstyn), la vecina de enfrente, en su casa. Pero algo raro ocurre con ella, su modo entusiasta -casi agresivo- de insistir en el vínculo con Robert y la extraña familiaridad con la que actúa sorprende al espectador, quien finalmente comenzará a entrever el secreto que Mary oculta.
Hay grandes aciertos en la producción: desde las extraordinarias caracterizaciones de Landau y Burstyn, la muy acertada musicalización, hasta el tono narrativo del comienzo que preanuncia una historia sencilla sin pretensiones exageradas y de correcta factura, lo cual resulta infrecuente en una ópera prima.
Lamentablemente, ese comienzo preanunciado se desvanece en el último tercio del film con un desenlace excesivamente desconcertante e injustificado. Más ruidoso que efectivo; más espectacular que coherente, desanda un camino prudente pero sólido, sencillo aunque emotivo.
La propuesta remite a aquellas producciones como Pánico en la escena (Alfred Hitchcock); El sexto sentido (M. Shyamalan) o Los sospechosos de siempre (Brian Singer), cuyos finales sorpresivos son precisamente el golpe de gracia del film, lo que en la jerga hitchockeana se denomina el whodunit. Sabemos que Hitchcock desaconsejaba este tipo de desenlaces (a pesar de haber realizado él mismo uno de ese tipo) por considerarlo excesivamente trabajoso y poco creíble narrativamente. Por supuesto que existen excepciones, Los sospechosos… es un excelente thriller, magistralmente realizado.
Quizás la diferencia es que el final parece ser más orgánico, aún en la sorpresa que produce en el espectador. Esto es lo que no ocurre con el film de Fackler. Su desenlace no maravilla, aturde.
Creo que de todas formas vale la pena rescatar los trabajos actorales de Landau y Burstyn. Excelentes.