Una mujer que ha salido de la cárcel, bella; un marinero rudo, poco atractivo. Ambos se conocen en una cita a ciegas y comiena una relación donde el pasado y el presente se conjugan en una trama que se sustenta especialmente en las emociones -actuadas y no dichas, gran acierto del film- que rescata la humanidad de sus criaturas. El film hace de su paisaje glauco el reflejo de sus protagonistas, y apela sin deshonestidad a emociones puras.