Dos almas a la deriva
Intimista y emotiva son las mayores cualidades de esta ópera prima de la realizadora Alix Delaporte, galardonada en la Mostra de Valencia que parte de la base de un encuentro a ciegas entre una mujer (Clotilde Hesme) y un hombre (Grégory Gadebois). Ella espera en un bar luego de haber mantenido relaciones sexuales con un desconocido y él se la lleva apenas la ve. Quizás por descubrir que en sus ojos profundos se esconde una historia dura que necesita consuelo, aunque el tiempo sabrá encontrar ese momento para revelar el misterio o simplemente para prolongar el silencio y la contemplación de aquella mujer llamada Angele.
Tony, decide llevarla a su casa en un pueblo pesquero y a pesar de la poca camaradería de su madre hacia la joven extraña impone su decisión dándole alojamiento y trabajo. Dos cosas que ella necesita con urgencia como parte de su camino hacia la recuperación de la custodia de un hijo pequeño a cargo de sus abuelos, a quien no ve desde hace años por estar en prisión.
Más allá de la soledad y de la necesidad del afecto, ambos personajes comparten la pérdida de un familiar: ella carga con la muerte confusa de su esposo –motivo por el que le otorgan la libertad condicional- y Tony con la desaparición de su padre, presuntamente ahogado en el mar. Tanto él como su hermano continúan con la búsqueda y la esperanza de encontrar alguna señal que termine con el calvario y los deje dar una vuelta de página a la tragedia. Por eso, la llegada de Angele no sólo implica abrir la puerta al enamoramiento sino la posibilidad de fuga de sí mismo y de un entorno pesado y angustiante.
La rareza de esta historia de amor entre dos almas a la deriva encuentra un rumbo a partir del desarrollo meticuloso de sus vidas, secretos, conflictos y dolores, que con mucha paciencia y un guión rico en silencios y tiempos muertos llega al espectador de forma pausada, sin forzar emociones. Esa austeridad, tanto en el relato como en la exposición de los sentimientos, es una de las grandes virtudes de este film pequeño pero grande a la vez.