Lentamente van comenzando a afluir los títulos europeos a cartelera. Siguen llegando con una demora... enorme. En esta oportunidad es el turno de poner la mirada en la ópera prima de Alix Delaporte, filmada en 2010 y que viene de conseguir un respetable número de espectadores en su tierra: "Angele et Tony".
La historia está ambientada en un pueblito de la zona de Normandía, lugar donde la pesca es el sustento fundamental de las familias del lugar.
Allí conoceremos a Angéle (Clotilde Hesme), la protagonista de la historia. Ella ha estado presa. En circunstancias poco claras generó un accidente automovilístico que terminó con la vida de su marido y terminó en la cárcel. Ahora, que es la hora de reintegrarse a la sociedad, tiene un sólo objetivo en mente: recuperar a su hijo Yohan (Antoine Couleau) quien vive con sus abuelos paternos. Angele es una bella mujer, temperamental, intensa pero, en cierta manera, algo infantil. Está llena de deseo por volver a acercarse a su niño y se siente insegura al ir planteandose la reconstrucción de ese vínculo tan caro a sus afectos.
En dicho poblado dará con Tony (Grégory Gadebois), un pescador local que vive con su madre. Al principio, los dos chocan al intentar relacionarse, ya que son primitivos en cuanto a expresar afectos e intereses, pero pronto descubrimos que en entre ellos hay mucha química y quizás, la promesa de una alianza reestructurante para sus vidas. El viene de perder a su padre hace 6 meses y luce desconcertado ante la aparición de Angele en su vida: no tienen nada en común y pensar una pareja se asemeja a una quimera.
Delaporte dota a sus personajes centrales de pocas palabras. Les da el tiempo necesario y justo para que expandan su dolor y su ansiedad ante lo impredecible, pero este estilo de narración hace al film un poco lento y demasiado minimalista para mi gusto. El estilo austero reina y si bien seguimos a los protagonistas su recorrido, lo cierto es que no logra despertar grandes emociones en la platea.
Su fotografía es admirable, uno de los puntos más altos del film (aunque hubiésemos preferido descubrirla en 35mm) y aunque el derrotero de los eventos es previsible y en cierta manera, sin sorpresa, hay que decir que "El amor de Tony" es un producto honesto y una exploración válida del universo que presenta. Si les gusta el cine francés independiente y su ritmo de narración, quizás esta sea su película para la semana. De lo contrario, habría que pensarlo dos veces antes de encallar accidentalmente en ella...