“¿Qué nos queda?”
Hay dos mitades bien definidas de El Amor Menos Pensado, ambas trabajadas con el mismo nivel de minuciosidad como para que la experiencia sea tan enriquecedora como sea posible. Marcos y Ana tienen un matrimonio de 25 años. Se quieren, se conocen a la perfección y saben sus tiempos. Están cómodos. La película dedica una buena porción de su metraje en establecer la dinámica y personalidad de estos dos protagonistas maduros, de códigos propios que necesitan solo una mueca para decirse todo. Pero una fisura se vuelve abismo. Desconsuela el contemplar una vida sin ningún evento importante hasta que su hijo los haga abuelos, con lo que de común acuerdo y en plena armonía se separan. Y ahí comienza su segunda parte, la menos pensada del amor.