Kiki, la tercer película de Paco de León, es, es, a grandes rasgos, la versión de Relatos Salvajes sobre sexo. Basándose en cinco historias, nos adentramos en los fetiches que no nos animamos a blanquear con nuestras parejas y amigos, pero por los cuales haríamos cualquier cosa.
En tono de comedia, esta remake española de la australiana “La Pequeña Muerte” (traducción de Le Petit Mort, nombre que le dan los franceses al orgasmo) vamos explorando que seriamos capaces de hacer por tener placer, siempre y cuando no sea contárselo a alguien.
Sobre la línea de lo chabacano, pero nunca pasándose, pude ver esta película a sala llena en el festival de cine español que se presento en el Gaumont, y me sorprendió mas que gratamente.
En profundidad, creo que la película se trata más sobre el amor, que sobre el sexo. Usando la comedia y lo sexual como el vehiculo, nos invita a una reflexión mas profunda, que simplemente es: que estaríamos dispuestos a soportar con tal de complacer a quien amamos, ya sea siendo parte de sus fetiches, como reprimiéndolos por miedo a que nos abandonen.
Con grandes momentos, muy buenas actuaciones, y el dinamismo que le permite el reparto coral e ir y venir de una historia a otra, Kiki nos asegura que nos vamos a sentir representados por alguien, o todos, y que esta bien ser un bicho raro.