Hay muchos ingredientes que hacen de "El Ángel" una de las películas más esperadas del año: está basada en la vida de Carlos Robledo Puch, el asesino serial más joven y famoso de la historia criminal argentina; está dirigida por Luis Ortega, que ganó prestigio en el cine independiente pero se consagró en la televisión con "Historia del un clan"; en el elenco figuran actores reconocidos como Cecilia Roth, el Chino Darín, Daniel Fanego y Mercedes Morán, y, como si fuera poco, tiene toda la publicidad de una producción internacional. Sin embargo, lo mejor de "El Ángel" es que, así empaquetada como un producto de lujo y todo, se aleja de una mirada previsible y convencional. Los que esperen una biopic de Robledo Puch —que cometió 11 asesinatos y 42 robos entre 1971 y 1972— van a salir defraudados. Ortega no tiene como meta la veracidad. Su protagonista es Carlitos, un pibe tan carilindo como cínico que no tiene necesidades económicas pero que roba por placer, por transgredir, por sentirse libre. Entra en una casa ajena, se toma un whisky y roba sin el menor apuro. Se mueve como si los actos no tuvieran consecuencias. Cuando se relaciona con un compañero de la escuela (Chino Darín) que viene de una verdadera familia de delincuentes, Carlitos entra con el mismo desparpajo en los bajos fondos de los robos más pesados, en los cuales hay que matar para sobrevivir. Por su temática, estética y su potente narrativa, "El Ángel" nos remite (tal vez demasiado) a "El clan" de Pablo Trapero. Ortega no subraya, ni baja línea ni demoniza. Más bien todo lo contrario. Por momentos parece fascinado con el misterio que encarna su protagonista, un chico de clase media y cara angelical que termina enredándose en crímenes cada vez más oscuros, y refleja esa misma fascinación en el espectador. El director y coguionista tampoco busca explicaciones psicologistas, aunque detrás de la familia aparentemente normal de Carlitos y de su homosexualidad reprimida se adivinan ciertas grietas que Ortega muestra con mucha sutileza. Lo que se le puede reprochar a la película es poco: las situaciones violentas muchas veces quedan fuera de campo y eso le quita carnadura a escenas puntuales, que parecen muy estilizadas. Y la música es excelente (Billy Bond, Pappo's Blues, Manal), aunque por momentos suena invasiva. Igual, la carta ganadora de "El Ángel" está en la mirada singular de Ortega y su jugada decisión de elegir como protagonista a Lorenzo Ferro, un actor sin formación ni experiencia que él moldeó como artesano para crear a su extraña y trastornada criatura.