El séptimo film de Luis Ortega, "El ángel", más cercano a sus experiencias televisivas, trae la figura del ladrón y asesino real Robledo Puch, pero de un modo muy particular.
Durante la conferencia posterior a la proyección para prensa de "El ángel", su realizador Luis Ortega lo dejó bien en claro y expresamente en varias oportunidades, esto es una idea de lo que, para él, pudo haber sucedido, o le hubiese gustado que sucediera, o le interesaba contar; lo que sea, pero se distancia de lo real. Robledo Puch pasó a la historia como uno de los más famosos y peores criminales de la historia de nuestro país.
En 1972, a los 20 años de edad, fue condenado a prisión perpetua, por múltiples homicidios (más de diez), robos, violaciones y abusos, y varios intentos de los tres delitos. Hasta la fecha, cumple condena. La historia de Puch, apodado "El ángel negro", o "El ángel de la muerte", siempre causó curiosidad entre los argentinos. La ficcionalización tampoco le fue ajena en uno de los más recordados capítulos del mítico programa "Sin condena".
"El ángel" viene a escribir un nuevo capítulo en aquella curiosidad, y lo hace con peso detrás. Llega un año después del film "El clan" (de los mismos productores) y la miniserie "Historia de un clan" del propio Ortega: ambos revisando la historia de otra de las páginas delictivas más llamativas del país, los Puccio. Todo esto no le será ajeno, "El ángel" se ubica en zona en medio entre ambas, y también hará sentir el peso del apellido del realizador.
¿Dónde queda la historia de Puch entre todas estas influencias? Carlos Robledo Puch, Caritos (el debutante Lorenzo Ferro) es un adolescente irreverente, con un nulo sentido de la propiedad privada. Para él robar es casi como un juego y un estilo de vida. Hijo único de padres de clase media cómoda (Cecilia Roth y Luís Gnecco), Robledo roba autos, los usa un ratito y los abandona; o penetra en casas deshabitadas, roba alguna cosa, y la regala.
Ya fue echado de un colegio por mala conducta, y sus padres no pueden controlarlo. Todo se intensifica cuando en el taller escolar conoce a Ramón (Ricardo “Chino” Darín) un compañero que también se dedica a robar, y que lo introduce dentro de su familia (Daniel Fanego y Mercedes Morán), con los que forma una banda delictiva más profesional.
A Carlitos le hierven las hormonas. Más que el romance, lo mueve el deseo que siente por Ramón. Carlitos se convertirá en el brazo ejecutor de la banda, y así como sus padres ya le perdieron el control, pronto también se descontrolará dentro de la propia banda, tomando sus propias y arriesgadas decisiones. Repetimos, quienes vayan a ver la realidad de la historia de Carlos Robledo Puch, no lo van a encontrar, fundamentalmente porque la vena principal de esta narración, Ramón y su familia, son una creación ficticia.
Puch tenía secuaces, pero diferentes a lo que se ve en la película.
También se sentirán defraudados quienes busquen un policial, otro punto que abiertamente reconoció Ortega. "El ángel" es la historia del criminal más peligroso de la historia del país, pero el foco no está puesto en sus crímenes.
Es una historia de deseos y pulsiones, y un morbo hacia el costado homosexual, que lejos de ser vanguardia, atrasa hasta décadas muy atrás. Ese mundo onírico que Ortega había creado en "Historia de un clan", y que antes funcionó muy bien; en "El ángel" vuelve a estar presente, pero sin la misma efectividad.
Probablemente se deba a que en "Historia…" era funcional a lo que se quería mostrar, lo onírico era sucio y perverso, y ejemplificaba lo trastornado de esa familia. Aquí, lo onírico pretende crear empatía, roza lo naïf, y se apoya en un morbo incómodo sobre un asunto que uno ya a esta altura creía superado desde esa vena.
La decisión de no focalizar en el policial termina creando varias escenas de una resolución torpe; y más allá de que el realizador pretenda posar la mirada sobre otras cuestiones, hay escenas que tienen que estar, y tienen que estar bien. Con una fotografía cuidada, un buen sentido del encuadre, y una banda sonora típica para estas película y que subraya lo que ya se intuye; los problemas técnicos aquí vienen del descuido en los detalles.
Autos que no explotan, fugas simples, y escenas de robos muy escuetas, ni siquiera queda muy en claro la brutalidad del asesino.
Dentro de un elenco en conjunto destacado, con padres, y sobre todo madres, muy contrapuestas (una tímida y sobrepasada, dolida; la otra explosiva); Mercedes Morán – en plan bomba erótica voluptuosa y seductora –, y en especial Lorenzo Ferro, son quienes más se lucen y merecen aplausos. Ortega parece estar queriendo hablar de su familia, no solo en la escena de la canción; Ramón es de clase baja y sueña con ser famoso; y a partir de ahí, empiecen a hilvanar.
"El ángel" tiene el elenco, el presupuesto, y el profesionalismo, para ser una apuesta fuerte de nuestro cine. Las malas decisiones a la hora de focalizar, cierto relato que atrasa, y la torpeza para resolver cuestiones fundamentales, restan lo suficiente como para considerarse aprobado.