El ángel es una interpretación libre del director Luis Ortega sobre el caso de Carlos Robledo Puch, quien con sólo 20 años, a comienzos de los años ´70, se convirtió en uno de los mayores asesinos en la historia de nuestro país.
El afiche del film es honesto con el público cuando destaca la frase “inspirada en hechos reales” (que no es lo mismo que usar el término “basada”), ya que en efecto es la propuesta que uno va a encontrar en el cine.
A diferencia de El clan, donde Pablo Trapero no tuvo reparos en meterse en el barro a la hora de retratar la oscuridad y perversión de aquellos criminales, en esta película Ortega optó por evadir la crónica policial y modificó los hechos para hacer algo diferente.
Se trata de una elección artística con la que uno después puede conectarse o no pero es importante resaltar este punto, ya que no se trata de la clásica biopic del asesino serial.
Es decir, quienes no tenían mucha información sobre esta historia por una cuestión generacional tampoco van a conocer el caso Puch en profundidad a través de este film.
En esta producción el director decidió omitir todos los crímenes sexuales contra mujeres que cometieron Puch y su cómplice, un elemento muy importante del caso ya que se refiere a la psicología de los personajes, con el fin de construir una mirada más indulgente hacia ellos.
Por ejemplo, Jorge Ibañez, el delincuente que interpreta el Chino Darín, en la vida real fue un sujeto que secuestraba chicas adolescentes para luego violarlas y ejecutarlas de varios disparos, una tarea que por lo general corría por cuenta de Puch,
En esta película en cambio se lo retrata como un pibe chorro con inclinaciones artísticas que es feliz cuando baila canciones de Palito Ortega en la televisión.
La objeción no pasa porque a la película le falten situaciones de violencia, sino que al ignorar los femicidios que cometieron Puch y su cómplice se alteró un aspecto importante de la personalidad de los delincuentes.
Después es fácil vender una película “diferente” sobre un asesino serial cuando escondés debajo de una alfombra los hechos más turbios, como el bebé al que Puch le disparó en una cuna y afortunadamente logró sobrevivir. Otra situación terrible que también fue omitida en el film.
Sería ridículo esperar que Ortega a través de una obra de ficción brinde respuestas a la compleja personalidad del asesino, ya que después de todo esto no es un docudrama, pero creo que un caso tan delicado como este podría haber tenido un tratamiento menos superficial.
Más allá de ver a Puch en su La La Land personal, donde cada tanto se le escapan un par de tiros, no hay una exploración profunda del personaje.
De hecho, hasta el momento en que aparece Peter Lanzani en escena la película ni siquiera tiene un conflicto definido y esa es una debilidad notable del argumento que cuesta pasar por alto.
Un detalle que está mejor trabajado en el guión de Ortega es el contexto de la dictadura militar de 1971 donde surgió este caso y el tratamiento sensacionalista que tuvo en los medios de comunicación.
Dos elementos que cobran fuerza en la segunda mitad del film
El tema con El ángel es que consigue brindar una producción muy entretenida, cuya descomunal puesta en escena y la labor del protagonista opacan la frivolidad del argumento y en definitiva esas virtudes son lo que quedan en el recuerdo a la salida del cine.
La película de Ortega se luce principalmente en los campos técnicos y la interpretación de su figura principal.
Desde los aspectos visuales esta propuesta es intachable y sobresale especialmente todo el diseño de producción, que reconstruye los años ´70, la fotografía de Julián Apezteguia y la musicalización que es otro mérito del director.
Las bandas de rock locales de aquel período nunca sobresalieron tan bien en el cine como lo hacen en El ángel.
No obstante, el mayor impacto de la película lo genera la gran interpretación de Lorenzo Ferro, quien no tenía antecedentes en la actuación y saca adelante con mucho profesionalismo un personaje complicado.
Si bien está muy bien acompañado por un gran Daniel Fanego, el Chino Darin y Peter Lanzani, Ferro se carga al hombro el film con mucho carisma y su labor es estupenda.
Aunque la historia de Puch fue un caso más complejo que el romance de dos muchachos delincuentes y el film establece una empatía forzada con el protagonista, como producto cinematográfico El ángel funciona muy bien y le sobran sus méritos técnicos para recomendar su visión en el cine.