“La conocen los presos: la libertad”
Andrés Calamaro
Ya desde su primera escena que El Ángel deja en evidencia el por qué Luis Ortega era el realizador adecuado para llevarla adelante. Carlitos deambula por Olivos a plena luz del sol e irrumpe en una casa ajena con total normalidad. Suena La Joven Guardia y el extraño de pelo enrulado sin preocupaciones baila. No hay una motivación delictiva. Lo impulsa el hecho de ser libre y el poder hacerlo porque sí. Ese vagar errante en los márgenes de la sociedad, de films previos del cineasta como Dromómanos o Lulú, vuelve a estar presente en este nuevo proyecto, uno que se pasa por el filtro de su labor en televisión y conecta de lleno con Historia de un Clan –también dirige El Marginal-, otro relato de uno de los casos más resonantes de nuestro país y con el que comparte cierto criterio estilístico, más allá de la diferencia de década.