Un año de duelo
El año del León (2018), la ópera prima de Mercedes Laborde, es una interesante propuesta a indagar sobre un duelo corrido de los lugares comunes.
Flavia (Lorena Vega) transita el duelo por la pérdida de León, su pareja de hacía ya varios años; pero en su vida irrumpe Lucía (Malena Moirón), la hija de León y su anterior mujer (Julieta Vallina).
El proceso del duelo tiene tanto cuestiones únicas y personales como también universalidades que hacen que cualquier persona se pueda identificar fácilmente con el dolor que transita la protagonista. La interpretación de Lorena Vega -abúlica y apática boyando con la mirada cansina- hace fácil ponerse en la piel de Flavia.
La película se da en un paisaje urbano no estilizado que en sus imágenes busca naturalismo, como resultado las imágenes suman a esa frialdad que la realidad tiene para ofrecer en esos momentos de soledad y tristeza.
La directora Mercedes Laborde busca los pequeños grandes momentos que conllevan los nuevos comienzos: como los trámites, deshacerse de la ropa o algunas fechas festivas. La particularidad de esta historia es que hay una casa en la que una mujer se siente vacía y donde una niña va en busca de una figura que no está más. Mientras Lucía siente que ese aún es su hogar, Flavia no puede sentirse más extraña en su presencia. En esa casa nace un vacío que se va llenando con la incertidumbre de ambas.
Algunos momentos de reunión quizás son los menos logrados y desentonan, pero no desarman el tránsito sensible que logra construir la película.