Un film excepcional por varios motivos. Tiene una calidad de imagen en blanco y negro y algo de color, con efectos de sonido y la música, la ambientación de una calidad de excelencia. Todos sus rubros técnicos son impecables. Y son perfectos para una historia de desmesura melodramática, hiperbólica, espeluznante. Dos mujeres solas en los años setenta. Una que parece la imagen del desamparo llega hasta la casa opulenta de una doctora que conoció alguna vez. Le pide hacerse un aborto, pero la gestación es avanzada y la médica le propone vivir con ella, bajo estrictas medidas de encierro, que dé a luz y vender al bebe. La historia de la mujer sin ningún bien material conmueve a la profesional, su gestación es producto de una violación. Este es solo el comienzo de una relación, que, en su estructura gótica, tiene terror psicológico, es un thriller erótico, y le permite a sus creadores las dos maravillosas actrices (Lola Berthet y Jimena Anganuzz) y el director Valentín Javier Diment, desbordar de deseos y sangre un verdadero laberinto de pasiones. En esa danza macabra que une a esas mujeres hay secretos inconfesables, mentiras acumuladas, necesidad de afecto, locura criminal. Hay momentos sutiles y excesivos, juegos de poder, represión y liberación. Enfermedad y sanación teñidas de sangre. Hay que verla.