“El apego” de Valentín Javier Diment. Crítica.
Un thriller policial melodramático e impactante.
En el día de hoy, jueves 4 de noviembre, llega a las carteleras la última película de Valentín Javier Diment. “El apego”, protagonizada por Lola Berthet y Jimena Anganuzzi, acaba de ganar el Premio Mejor Película en la sección Noves Visions de la 54a edición de Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya. Homenajeando al cine clásico y marcando tratamientos sobre la represión.
Durante la década del 70 una joven embarazada, busca alojamiento en la cada de una medica que realiza abortos. Dado lo avanzado del embarazo se niega a la interrupción pero en cambio le propone vender el bebe y hospedarla hasta que nazca. De a poco ambas, con sus extrañas personalidades mediante, comienzan a empatizar cada día más.
Dos aspectos utilizados en el audiovisual consiguen llamar la atención. En primer lugar su temporalidad, al transcurrir 50 años en el pasado se centra en una época de represión e infinidad de tabúes. Tando sea por los abortos por los las sexualidades, el mantenimiento de una personalidad falsa que sea politicamente correcta se hacia imprescindible. La liberación se encontraba puertas adentro, con las cortinas cerradas. En la actualidad muchas de los aspectos que generan conflicto perdieron peso y quedarían, tal vez, intrascendentes.
Por otro lado la utilización de un bello blanco y negro durante gran parte de la película. Sumado a los encuadres e iluminación rememoran a un cine clásico de otra época, a directores como Hitchcock en “Psicosis” o Powell con ”Peeping Tom”. Que se amalgama al tono de thriller criminal, lleno de asesinatos, el cual rige en la primera parte de la trama. En cuanto se cae la represión sentimental, las barreras de autodefensa bajan, llegan los colores. Transformando todo en un melodrama Almodovaresco, correctamente logrado.
Completamente atrapante, con aspectos técnicos soberbiamente implementados con sabiduría. “El apego” de Valentín Javier Diment invita a ser vista en una pantalla grande de cine, generando una experiencia cinematográfica. Creando una mezcla de tonos, que a priori uno pensaría que no condicen pero no podría ser una idea más equivocada. Consiguiendo ser algo merecedor de ser llamado cine.