El fin de los tiempos más chapucero y tedioso
Hay películas malas, y hay casos descomunales como el de este apocalipsis: propaganda religiosa de un simplismo aniquilador, tontería supina en los diálogos, situaciones desesperantes en imbecilidad y chapucería, actuaciones penosas e involuntariamente paródicas.
Hasta los extras están mal, y también los autos y el avión y los bolsos; plantas, sillas y butacas se quedan quietas y tampoco convencen. La iluminación es a puro cascotazo frontal, la musicalización es artera, el montaje no posee sentido conectivo ni de movimiento. El apocalipsis, después de un rato de tedio inicial, presenta una situación tediosa en la que mucha gente desaparece en un instante, para lo cual hay una explicación tediosa y espiritual.
No hay explicación sencilla, sin embargo, para entender cómo se hizo algo así de abominable.