Balance Festival de Mar del Plata 2015. El apóstata (Federico Veiroj) promete seguir las dificultades de un estudiante para cumplir con los trámites necesarios para renunciar a la Iglesia Católica pero termina demorándose en situaciones que lo hacen quedar como un joven inseguro, seducido sin esfuerzo por distintas mujeres, que sueña con gente desnuda y discute con su madre o un profesor como si tuviera quince años menos de los que realmente tiene. Varios lugares comunes la van afectando hasta casi anularla: el protagonista ayuda con las tareas a un pibe vecino que parece salido de un aviso publicitario, le regala en un momento un diccionario como si fuera Mafalda (diccionario que no ha comprado sino robado, que es más cool), y termina sus módicas desventuras huyendo con el chico en plan libertario (aunque la cámara opta en ese momento por congelar la imagen, como impidiendo que se salgan con la suya). Una menor ingenuidad o cierta indignación buñueliana le hubieran venido bien a El apóstata, que termina siendo un híbrido film menor.