Para olvidar el pasado, mirar al futuro y poder emanciparse, Tamayo, un hombre de unos treinta años, decide apostatar ante la institución eclesiástica. Durante el arduo proceso burocrático, recordará la intermitente relación que mantiene con una prima, algunos actos crueles de su niñez, su vínculo con una espiritualidad ajena y sus dificultades para seguir el camino paterno.
En coproducción entre España, Uruguay y Francia, llega El Apóstata, film dirigido por el uruguayo Federico Veiroj, quien nos presenta un relato acerca de los inconvenientes con la Fe que presenta el madrileño Álvaro Ogalla.
Federico Veiroj y el mismo Álvaro Ogalla idearon el guion de esta historia, donde el actor personifica a Gonzalo Tamayo, un joven que realiza los trámites frente a la Iglesia Católica para apostatar, es decir, lograr que se lo autorizara administrativamente a abandonar la institución.
El apóstata consigue su punto más fuerte en los pequeños gestos y en el tono elegido para apelar al humor desde su enfoque irónico. No trata de generar grandes reflexiones acerca de la religión, por el contrario, manifiesta una crisis de fe a la que cualquier cristiano podría sumergirse de forma inconsciente, pero no indagando en las autoridades que se encuentran detrás de la Iglesia Católica, las denuncias a la institución, los conflictos que trae aparejada desde hace décadas.
El guion se mantiene clásico en cuanto a su estructura a pesar que podría haber jugado de otras formas con lo atractivo de su historia y siendo que cuenta con importantes subtramas que acompañan el relato. Y dentro de los aspectos técnicos, prevalecen las buenas composiciones que permiten su fotografía (hay planos con profundidad que nos cuentan lo que las palabras silencian), y es muy bueno el acompañamiento de la música.
Y respecto al inexperimentado actoralmente Álvaro Ogalla, con su personaje principal lleva adelante una muy buena interpretación, funcional a lo que se cuenta: una fábula íntima sobre la necesidad de crecer.
El apóstata lleva adelante un tema que a simple vista pareciera grave y polémico, pero se encarga de destruir cualquier prejuicio al respecto con un tono liviano pero no por eso de menor profundidad.