Este egresado del CIEVYC ganó la Competencia Argentina del último Festival de Mar del Plata con este debut en el largometraje que propone una mezcla entre el drama juvenil y el policial encabezado por Nahuel Viale (también premiado), Mónica Lairana, Germán De Silva, Malena Sánchez y Esteban Bigliardi.
Pablo (Nahuel Viale) es un veinteañero que vive en Necochea con su madre alcohólica (Mónica Lairana), a la que debe cuidar como si en verdad fuese su hija; su padre (Germán De Silva) ha armado una nueva familia y no quiere saber nada con él; y la única fuente de cariño parece provenir de una chica del lugar (Malena Sánchez). El protagonista trabaja como aprendiz de cocina y sueña con abrir su propio restaurante, pero sus principales ingresos provienen en verdad de pequeñas actividades delictivas que realiza con una banda no demasiado brillante liderada por un tipo violento e impulsivo (Esteban Bigliardi).
La película transita territorios conocidos del costumbrismo del interior, de la angustia juvenil y la búsqueda de la identidad, y las familias disfuncionales, aunque aquí al minimalismo que fue la marca de siempre del Nuevo Cine Argentino se le agrega una subtrama policial que, si bien es lateral, le otorga algo de tensión y suspenso.
El personaje de Pablo tiene todos los elementos del joven tímido, introspectivo y algo resignado que va sumando frustraciones y humillaciones hasta que explota y esa furia contenida, se sabe, no suele descargarse de la mejor manera.
El aprendiz deja una doble sensación: por un lado, de búsquedas no demasiado rupturistas (ni sorprendentes); por otro, una solvencia narrativa y visual que ratifica que incluso en el cine argentino más independiente ya se alcanzado un estándar muy sólido del que a esta altura es difícil retroceder. Aunque, a veces, las decepciones aparecen. No es el caso de esta más que aceptable ópera prima.