Varias son las aristas que se van desarrollando en la construcción de este producto netamente marquetinero, o dicho de otra manera esta realización producto directo de lo que hoy se conoce como cruce de géneros, con el sólo fin de la recaudación pecuniaria.
Entonces tenemos aventuras, romance, acción, juego de adolescentes, digo entre la reafirmación de la identidad típica de la edad hasta el primer enamoramiento.
Hasta quieren imprimirle al relato cierto dejo de suspenso, utilizando algo muy en boga que es la búsqueda de equilibrio entre lo antiguo y lo moderno. También puede ser leído lo uno como el lugar de la ética y la moral y lo otro como la búsqueda del logro de los objetivos.
Entonces es muy fácil reconocer que esta mezcla degenerativa, que no hace pie en ninguna específicamente (o hace agua en todas), a otras historias o producciones como la saga de “Harry Potter”, pues desde el titulo hace referencia a un determinado grupo etario.
El joven Dave Stutler (Jay Baruchel) esta enamorado de Becky Barnes (Teresa Palmer), su forma de conquistarla va a estar cruzada por los cambios que se producen en él al aceptar ser el aprendiz del mago, (¿cualquier similitud con “El hombre Araña” -2002-, va por cuenta del espectador?).
Del mismo modo tenemos a los maestros Balthasar Blake (Nicolas Cage), en un personaje que como construcción se parece mucho al realizado en ese mamarracho llamado “La leyenda del tesoro perdido” (2004), no tanto desde la estética sino desde su representación, que desde hace mil años “busca” un heredero tal como hizo el mago Merlín con él.
Su contrincante, igualmente discípulo de Merlín, es el malvado Maxim Horvat (Alfred Molina, otra vez…)
Magia, acción, persecuciones, peleas, romances, celos, envidias, resentimientos, perdidas, duelos afectivos, hombres malos, jóvenes perversos, (los compañeros que se burlan del freak), sólo le falta aceite, sal y limón a esta ensalada.
Circulan dentro del relato otros personajes que si bien hacen medianamente al cierre de la historia, a saber la compañera de Maxim, la mala Morgana, (Alice Krige) y la ex novia de Balthasar, la buena Verónica (Monica Bellucci) no aportan nada a la progresión dramática del mismo, (como si lo tuviera, ¿no?).
Lo incoherente de toda esta producción plagada de escenas de efectos especiales, acción, montaje trabajado a puro corte, cosa que debería darle un ritmo vertiginoso, es lo moroso que termina siendo su resultado, también y es verdad esto esta dado por lo previsible del mismo.
Algo sí tiene de positivo esta forma de contar, o este tipo de estructura narrativa, es que el diseño de montaje sea la estrella, no hay ni puede haber lucimiento de los actores, al punto tal que hasta Nicolas Cage parece actuar bien.
Como para rematar esta crítica debo mencionar que este texto fílmico esta míinimamente basado en la balada de Goethe, quien se inspiro en una leyenda popular, y no sólo eso, sus responsables se dan el tiempo de realizar un “homenaje” al clásico de Disney “Fantasia” (1940), donde Mickey es el “Aprendiz de Hechicero” en uno de los episodios más logrados, con música de Paul Dukas, ejecutada en esa versión por la Filarmónica de Filadelfia, dirigida por Leopold Stokowski. ¿Quién se los pidió?