Viejos son los trapos, dice el ex Bond
Suerte de cruza entre una trama de John le Carré y un personaje a la manera del protagonista de Duro de matar, el thriller de un veterano de mil batallas como es el director de Sin salida reivindica al cine de espías de la vieja escuela.
El anteúltimo jueves de 2014 marca el arribo a la cartelera comercial de un par de películas tan disímiles en sus contenidos como hermanadas en sus formas de confección. Porque La entrega y El aprendiz son dos ejercicios narrativos old school cuyo lanzamiento conjunto marca una situación paradojal: el principal y más visible mérito, el factor que hila sus costuras, es la aplicación de fórmulas ya vistas como factor novedoso. Así, la primera es un policial deliberadamente setentoso mucho más preocupado por el factor humano de sus personajes que en el contexto que los apremia, mientras que la segunda encarna lo más parecido a un potencial encuentro creativo entre dos figuras clásicas como John le Carré y su tocayo McClane. ¿Qué saldría de la adaptación de un libro del primero con el personaje de la saga Duro de matar como protagonista? Posiblemente algo bastante parecido a esto: un thriller de espionaje ambientado en varios países –en este caso de Europa del Este–, con situaciones del pasado metiendo las narices en el presente, secretos silenciados, agentes secretos rosqueando con el poder de turno, complicidades tácitas, buenos y malos que al final no lo son y abundantes dosis de acción física, tiros y muertos.Lo anterior suena a mezcolanza indigerible digna de almuerzo navideño. Y lo sería si no estuviera servida por un veterano de mil batallas como Roger Donaldson, quien, alertado de la pesadez del menú, cayó a la mesa munido de unos cuantos frascos de Hepatalgina. Es cierto que el australiano es uno de esos realizadores invisibilizados detrás de proyectos irregulares y absolutamente impersonales (de Cocktail a Especies, de Trece días a Sueños de gloria, de Sin salida a El gran golpe, entre otros) en los que puede atribuírsele un rol casi técnico, pero en la mayoría de ellos mantiene inalterable su concepción del cine como un arte eminentemente narrativo, disponiendo todos los elementos con el objetivo máximo de contar una historia. Que esa materia prima resulte trillada, es otra cuestión.El aprendiz arranca como nueve de los últimos diez films de Liam Neeson. Esto es, con un agente gubernamental fracasando rotundamente en un operativo al que algunos años después le hacen una oferta lo suficientemente tentadora para sacarlo de su ostracismo. En el caso de Devaroux (Pierce Brosnan, luciendo una estampa de galantería jamesbondiana incluso contra su voluntad), sacar de Rusia a una agente. Pero no a cualquiera, sino a la madre de su hija. El operativo, claro está, sale mal, obligándolo a volver al ruedo para encontrarse con el conglomerado habitual de personajes estereotipados –como el jefe entongado con el poder o la chica inocente con data comprometedora a la que se debe proteger (Olga Kurylenko)– y enfrentarse con un ex discípulo (Luke Bracey) al que dará vuelta como una media. Esta situación deja entrever que el carácter revalidador del film va mucho más allá de su forma, convirtiéndose incluso en una declaración de principios: lo viejo, además de novedoso, aún conserva su eficacia.
6 - EL APRENDIZ - The November Man/EE.UU., 2014
Dirección: Roger Donaldson.Guión: Michael Finch y Karl Gajdusek, sobre el libro There Are No Spies, de Bill Granger.