Desventuras de un referí
Primero hubo un corto cómico de tema futbolero. Un referí degradado a las inferiores, una cancha polvorienta de la Cerdeña, un crack local medio loco, un defensor canoso embroncado con otro de su misma escuadra que le robó un cordero, dos hinchadas de muy mal carácter. Muy bueno, se ganó el David Di Donatello, cuatro grandes festivales de la categoría, incluyendo el de Clermont-Ferrand, e impuso el nombre de su autor, Paolo Zucca.
Y ahí Zucca vio la posibilidad de desarrollar algo más grande. ¿Qué pensaría de sí mismo ese referí? ¿Por qué lo degradaron? ¿El canoso podría juntar más razones para aborrecer al otro tipo? ¿Las hinchadas podrían ser peores? ¿Y si el director técnico que grita desde el costado fuera medio ridículo? ¿Y si se agregaran algunas internas medio mafiosas? Y ese crack, ¿de dónde salió? ¿cómo se ganó a la popular? ¿tiene novia, o pretende alguna chica?
Así es como surgen el Atletico Parabile, que de atlético no tiene nada, y el Montecrastu, que tiene a todos los demás de hijos, y encima está conducido por el patrón de los que integran el Parabile.
Hay un campeonato de por medio, situaciones, diálogos y hasta encuadres salidos del corto, el mismo tipo canoso, niveles similares de locura, confusión, bronca, equívoco y éxtasis, menos polvareda en la cancha, menos espacio para la anciana que entra a hacer justicia en la cancha, pero mucha mayor diversión, más palos para el negocio del fútbol y el ego de ciertas figuras, la vieja y hermosa canción de Cesare Andrea Bixio, "Vivere", como fondo para el entrenamiento de los hombres de negro, y gran calidad fotográfica (lo que es decir, porque el corto tiene un blanco y negro excelente).
Como árbitro, Stefano Accorsi, el galán de "El último beso", acá enamorado de sí mismo. La chica de los sueños, a veces una persistente pesadilla, carnosa y desafiante, Geppi Cucciari.
Y astro delantero, ridículo pero talentoso, Jacopo Cullin. A los que se suma toda una ilustre galería de secundarios sardos y continentales en personajes memorables. Unica objeción grave para nosotros, la entonación del protagonista cuando pretende hablar "en argentino". Le faltó una coach rioplatense.
En cambio tiene algunas cabezas criollas, mayormente femeninas, de primera línea en los departamentos de sonido y producción, aporte de BD Cine. También los actores que interpretan a los jueces de línea que acompañan al árbitro son argentinos. Trabajo ingrato.