Lo imposible
Documental de Tomás Lipgot en torno de Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz.
En El árbol..., Tomás Lipgot y Jack Fuchs -realizador y protagonista de este documental- muestran que el ser humano es capaz de cualquier cosa: incluso de hacer una película sobre el Holocausto dejando el horror fuera de campo: visual y oral. Al final queda, sí, un lógico sedimento de dolor e incredulidad, pero también de calma, vitalidad, bienestar, incluso de humor: lo que no pudieron arrebatarle a Fuchs ni el precoz encierro en su ghetto en Polonia, ni los campos de exterminio nazis -en Auschwitz asesinaron a toda su familia-, ni el exilio.
No hablamos de un mero alegato histórico ni, mucho menos, de un ejercicio de autocompasión. Lipgot ( Ricardo Becher, recta final, Moacir) es un realizador sensible, no sentimental, que elude lo universal en busca de lo peculiar; Fuchs, un hombre de 88 años que, tras cuatro décadas de silencio, evita los clichés y afanes de comprensión. “No tengo explicaciones. Los victimarios tuvieron un antes, durante y después; la perspectiva completa. Pero callaron”, dice.
Lipgot lo muestra en su cálida vida cotidiana, en sus lúcidas conferencias, en su regreso a Lodz -donde el mismo Fuchs filma y narra su encuentro/desencuentro con una ciudad que es y no es la suya- y en sus diálogos con familiares y amigos. En pantalla aparecen psicólogos y psiquiatras que analizan su historia -mientras el aludido parece acordar por cortesía- y víctimas de otros genocidios (como su amiga Elsa Oesterheld), que comparten la serenidad y agudeza de Fuchs con empatía.
La película cuenta con bellas secuencias animadas y filmaciones en Súper 8 del protagonista junto a la familia que logró formar en la Argentina. De sus padres y hermanos, en cambio, le queda apenas una fotografía. Sabe que lo que vivió no es transmisible, aunque en una charla ante jóvenes explica: “Cada persona que escucha un testimonio de la Shoah se convierte en un testigo”. En su biblioteca asoma el lomo de La historia del amor, de Nicole Krauss. El protagonista es un viejo polaco obsesionado con no morirse un día en que nadie lo haya visto. Y que, al final de su vida, reencuentra emociones que suponía perdidas.