Nos encontramos ante la peli controversial del año. La han odiado y amado. Yo empiezo diciendo que aún cuando me faltan ver muchas de las pelis que más prometen en este 2011, acá estamos casi con seguridad ante el que se lleve el Oscar a mejor fotografía (Emmanuel Lubezki). Más tarde en la reseña les explico porqué. Pero de buenas a primeras les digo que hace un uso de las luces, de los blancos (justo lo mismo que admiro de Pfister), pero aquí se le suman por la historia unos encuadres que quitan el aliento.
Tras este brevísimo comentario preliminar, pasemos a la cosa golda jajaja
¿De qué habla la peli? That is the question!!!
¿Cuál es la historia? That is the question!!!
Hay una historia, que sirve de historia y sirve de excusa para representar en forma cercana, aquello que en la peli se piensa y se cuestiona y analiza.
Es un peli filosófica? Si.
Es abstracta? Si y no. Yo no le vi mucha abstracción, más bien paralelismos excelentemente bien planteados. (Y por ello y para ello, muy necesario su inicio). Pero ya me meto en los paralelismos después.
Sigamos cuestionando al estilo Malick jajaja ¿es pretenciosa? Y… según como se lo mire. Al que no le gusto le parecerá pretenciosa. Al que le gusto, la verá como yo, si algo tendiente a lo magnifico pero no sé si pretenciosa. Es que depende mucho de cómo te llegue la peli. A ver si me explico. Pretenciosa puede sonar por aquello que “quiere explicar” si es que lo pensamos como que “se quiere explicar algo”. Yo más bien lo tomo como que “se están cuestionando cosas, en un eterno aprendizaje”. Claro, puede que suene que hablar de cosas “tan grandes” parezca querer hacerse el sabio filosófico amigo de Platón y Diógenes. Pero… en definitiva ¿no pensamos todos en estas cuestiones? ¿es pretencioso hablar de ciertos temas o resulta más pretencioso decir que de esos temas no se habla ni se puede sugerir respuestas? ¿qué es más pretencioso? O quizá lo pretencioso sea la forma. Como bien apelan muchos de mis compañeros blogueros, muy aceptablemente, en una historia simple se puede ver la humanidad. Y claro que si!!!. Pero también se puede filosofar en fílmico ¿porqué no? Es cineee!!! Historias, pensamientos, narraciones clásicas y otras jugadas, esquemas que se siguen y otros que no, biografías, caso reales, ciencia ficción, fantasía, pensamientos. Todo vale. Pero claro, puede que te guste o no. Yo no estoy exenta de eso tampoco, en ese todo vale, hay cosas que no me valen dos mangos, jajaja. En este caso no me molesta lo pretenciosa, como no me molestaba lo pretencioso de contar tantísimos niveles en Inception, o lo pretencioso subrreal de Sucker Punch, y como si molestaron los conejos de Lynch (y si, es el ejemplo que más cómodo me queda siempre jajaja, ya veo que un día la termino de ver y la adoro juajuajua).
La cosa que yo destaco acá, es que lo pretencioso viene de la manera de filmar la cosa, de esas escenas grandiosas a nivel de dirección pero no así en el mensaje. A riesgo de parecer que Malick quiere decir que sabe cómo explicar el cosmos y el inicio y el fin, lo que encierra a mi criterio la peli es algo más grande pero más sencillo. Y es que creo que justamente el mensaje primordial es de una humildad muy grande. Creo que eso es lo que el director quiere transmitir, que se pregunta, que se cuestiona y que a la única conclusión que se le aproxima es a entender que no entiende. El famoso “solo sé que no sé nada”. A una conclusión parecida llegamos aquí, a ver que nuestros cuestionamientos y reclamos están situados en otro plano, dentro de otro plano y así, y eso que para nosotros es todo, es solo un gota en el océano. Y ahí pasamos a lo buenísimo del inicio.
Sin ese inicio cósmico, es muy fácil que nos consideremos el todo y que “olvidemos” un todo que conocemos de oído. Ese inicio nos sitúa. Nos muestra lo gota en el océano que venimos a ser. No sin antes mostrarnos en núcleo del problema con la primer escena de los padres. Y que además es coherente en narrativa. No empieza del cosmos, empieza del problema terrenal. De allí surgen el dolor y los cuestionamientos posibles para dar pie a pensar en algo más. Y llegamos al inicio del inicio, con una foto de lujo, con profundidad visual, con sonidos impresionantes. Y tarda. Claro que tarda. Es necesario para que te salgas del día a día y contemples. Te metas en eso. De lo contrario sería imposible. Claro que algunos se pueden dormir, no quito que no. El ritmo en Malick raya siempre (al menos para mi) lo intolerante. Ahora si te metes allí y disfrutas de lo que ves, viene a ser la preparación específica para que quedes con eso en la mente durante todo el resto de la peli, para que no olvides que todo lo que luego se cuenta, tiene que ver de alguna forma u otra con aquello. Por eso debe ser grandioso, visualmente atractivo, y si te metes, sentido (de sentimiento, no de lógica). Es como querer correr una maratón sin hacer precalentamiento, o ir a una clase de meditación y llegar al nivel alfa respirando alocadamente como si corriéramos el colectivo. Malick sabe eso, no como sabiondo, como director. Como lo sabe el que filma un policial y sabe que la pista y la duda en el espectador se genera a partir de ciertos elementos y ritmos ubicados de determinada manera a lo largo de la trama. Claro, en este caso se corre el riesgo de que algunos se adormilen en la butaca o desistan. Es parte. J
Después se vuelve a lo terrenal. Va! Yo acá quiero hacer una apreciación, nunca salimos de lo real. Hay simbolismos, si, pero dentro de cosas reales. No tenemos como el the fountain, un tipo comiendo un árbol para crear un concepto (que yo esa forma, en ese caso, y en esa película, critiqué), más el dorado, más la burbuja y el etc, que ya conocen los que hayan visto esa peli. Acá no, el simbolismo se crea desde lo real, no se vuelve imagen collage. Salvo… y ahí esta el punto que hace que la peli no llegue a mi criterio al 10, el final. Pero ya hablaremos del final, en el final.
La cosa es que después de tanta galaxia, y fuego, volvemos a lo que nos llamaron, la familia protagonista. Plantada (nunca mejor dicho) la semilla del cosmos y del todo, ahora pasamos a ver el caso puntual. Y ahí todo se va tornando mejor que mejor. La cantidad de paralelismos que existen en la peli (si no te olvidaste de aquello de los primeros minutos), es tal, y tan bien armado, que da para aplaudir. El tema es que la cosa se va vislumbrando de forma pausada. Astutamente, no se nos muestran esos paralelismos (al menos no los más significativos), enseguida. Lo que se hace es meternos ahora en la dimensión más cercana a nosotros, y nos van contando, casi olvidamos lo anterior. Casi (ahí esta el meollo de la cosa). Y cuando estamos bien metidos en la historia familiar, los paralelos asoman. Alrededor de las ¾ parte de la peli en adelante se hacen más notorios. Lo bueno, es que no solo tienen una lectura, también incluye la psicología, además de las creencias. Y la cosa se encadena. Y el hijo cuestiona al padre, que a su vez cuestiono a su padre y a su padre y así hasta el infinito. Con esa superioridad que suele tener el infante cuando “empieza a entender” y que el adulto reconoce como “entendimiento a medias”, y aquí muestra que aún el del adulto es “a medias” en relación a otro. Y así. No es azaroso que el padre de la historia sea como es. El paralelismo con aquél otro “padre si se quiere” al que le cuestionamos el dolor que nos causa es más que claro. De la misma manera que el hijo se lo cuestiona a Brad Pitt. Además tenemos el personaje de la madre y la gran cantidad de sentidos que puede tener su personalidad, desde religiosa, psicológica, hasta natural. Por momentos puede ser La virgen, por otros la madre tierra (la representación de la naturaleza sin más) por otro la psicología de la aceptación de la que se habla al principio. Y más. Y lo mismo sucede con los niños, con el sentimiento de hermandad, de multitud, de crecimiento, y el etc es amplio como el cosmos. Debo decir que antes de esta parte de la peli, pensé que sobretodo por el ritmo lento, la peli no ganaría en un segundo visionado, pero es aquí donde me empezó a parecer que si.
Y luego venimos al final, que es lo que más critico. A Sean Penn que si bien fomenta parte o todo el relato anterior, no deja de parecerme descolgado. Y desde allí, nos metemos en la confusión de la voces en off (que antes eran algo confusas también, en cuanto a quién hablaba o pensaba me refiero, pero que aquí se hace por el transcurso de las imágenes más necesario poder definirlas)., y una escena en la playa que me viene sobrando. Y si, es lógico, lo entiendo, que en la conclusión la cosa se torne metáfora, simbolismo del que criticaba en la fountain, porque es justamente allí, en esa parte, en donde el hombre no tiene registro más que lo que imagina. Eso lo entiendo y lo acepto, pero hubiera preferido que se transmitiera de forma menos limbíca si se quiere. Eso si, el pasaje por puertas es sensacional, y la madre con las manos al cielo para helar la sangre. Hasta aquí del entramado. Ahora paso brevemente a lo técnico.
No me voy a extender, porque ya escribí mucho, solo decir que esos planos, angulaciones, movimientos internos de cuadro, la profundidad en imagen, sentido y sensación de las imágenes, las del inicio y las otras eh, son todas extraordinarias, que no tienen solo un mero justificativo estético sino que están acordes con aquello de lo que va la peli. Es la peli justa para explotar los picados, los angulares, las perspectivas, etc. La luz, una grandiosidad absoluta, muy luminosa. A veces pienso que es más difícil de conseguir, buenas fotos con muchas luz que con claroscuros o penumbras (aunque también las admiro).
La edición es otro acierto. Y los tiempos, son para meditar, puede que se hagan extensos, que el ritmo decaiga un tanto en alguna parte, que en segundos visionados ese ritmo lento joda aún más, pero que tiene su razón de ser, la tiene.
En definitiva, una peli para ver con el alma y disfrutar con los sentidos. Técnicamente genial, con una dirección extraordinaria, y una historia que da para debate.
Cuando la vean, me cuentan.