Otro intento fallido por recuperar la gloria perdida del terror japonés de fines de los años ´90 que en su momento cosechó su nicho de seguidores con las historias de fantasmitas vengativos en Ringu y The Grudge.
El aro 4 es una propuesta exclusivamente pensada para los espectadores adolescentes de la actualidad que ni siquiera estaban nacidos cuando se estrenó la remake hollywoodense de Gore Verbinski con Naomi Watts en el 2002.
No es necesario repasar las anteriores para seguir la trama ya que el film se encarga de resumir la mitología de la franquicia con un relato que se siente como una especie de remake actualizada de la original.
La particularidad del film de Hisashi Kimura es que le aporta dos elementos novedosos.
Por un lado trabaja la maldición de la jodida Sadako en el contexto moderno de las redes sociales donde el mal y la tragedia se puede diseminar a una mayor velocidad que la que proponía el viejo VHS.
El concepto no es malo y le añade un desafío interesante a la nueva generación de protagonistas.
Kimura por otra parte construye el relato con un contenido más humorístico que no tenía precedentes en la saga y donde se nota una inspiración del Scream de Wes Craven.
La mala noticia es que su ejecución resulta horrenda y no aprovecha estos elementos que hubieran brindado un espectáculo más ameno para el público veterano.
Salvo por una escena donde unos adolescentes intentan entender el concepto del VHS el humor no funciona y la narración se queda muy corta en materia de terror y suspenso.
Sadako ya no da miedo y remite bastante a las parodias de Scary Movie.
Por consiguiente, como propuesta de horror es una producción inepta que no consigue revivir el atractivo que alguna vez llegó a tener la franquicia.
No obstante, para chicos de entre 10 y 13 años que recién empiezan a explorar el género y no tenían la menor idea de la existencia de la saga, El aro 4 podría ofrecerles un entretenimiento más ameno.
Para el resto no vale la pena perder el tiempo con esta entrega.