La maldición llega a su fin.
El Aro es el capítulo final de una saga de películas de terror japonesas dirigida por Hideo Nakata y que comenzó en 1998 con Ringu, basada en la novela de Kôji Suzuki. En esta ocasión está protagonizada por Elaiza Ikeda, acompañada por la pequeña Himeka Himejima, Hiroya Shimizu, Ren Kiriyama, Rie Tomosaka y Takashi Tsukamoto entre otros.
En esta entrega la protagonista es la doctora Mayu Akikawa (Ikeda), una doctora que tiene a su cargo el caso de una niña con amnesia (Himejena), y poco a poco irá descubriendo que está relacionada con la desaparición de su hermano Kazuma (Shimizu) y con misteriosos crímenes relacionados con el espíritu maligno de Sadako. Y es así como decide enfrentar a este fantasma sediento de sangre que aterroriza hasta la muerte a aquellos con los que tiene contacto.
Entre los aspectos positivos que tiene esta película cabe destacar la fotografía, en el que se aprovecha el contraste entre la iluminación excesiva y los tonos cálidos de las escenas cotidianas y los tonos fríos de las escenas de horror surrealista en los que aparece Sadako. Es en estos momentos donde se luce más su director, que sabe generar climas atrapantes de suspenso que reducen la violencia a su mínima expresión, utilizada únicamente en los casos en los que resulta efectiva. Otro recurso fundamental que se usufructúa con eficacia para generar estos climas es el sonido, subiendo el volumen para convertir en aterradores algunos ruidos que son cotidianos, resultando así otra marca autoral de su director.
Aunque en este caso también cabe destacar que la trama se vuelve un tanto confusa, con demasiadas vueltas de tuerca, que pueden desorientar al espectador con la cantidad de información que tiene que procesar para comprender la diégesis del relato. Y a esto hay que sumarle que la repetición de la fórmula tanto en esta saga como en otras similares demuestra también un agotamiento que provoca una falta de sorpresa.
Recapitulando, El Aro es la conclusión de una saga de películas de terror que muestra signos de agotamiento. Pese a ello se hace presente el oficio narrativo de Hideo Nakata que, como George Romero y los zombis, encontró una temática dentro del género del terror que supo explotar hasta las últimas consecuencias.