Un Danés contra la naturaleza.
Quién sabe hace cuánto que el avión de Overgård se estrelló en el ártico; todo parece indicar que no fue hace poco, porque ya tiene armada una rutina dedicada a garantizar su supervivencia hasta que alguien venga a rescatarlo. Refugiado en los restos de la avioneta, tiene acceso a agua y comida como para mantenerse indefinidamente, volviendo preferible esperar en vez de aventurarse a buscar ayuda y perderse en el camino.
Un helicóptero llega y Overgård se desespera haciendo señales. Confirmando que es mejor no subirse a cualquier cosa que vuele, el clima lo derriba. Entre los restos del aparato estrellado encuentra el cadáver del piloto y a una tripulante gravemente herida, a quien se dedica a cuidar durante algunos días.
Con un mapa que saca del helicóptero identifica la ubicación de la base más cercana, a varios días de distancia caminando. Ella no puede caminar y tampoco puede dejarla sola, por lo que prefiere quedarse convencido de que alguien vendrá a buscarla.
Sus heridas no mejoran con el tiempo y pronto le queda claro que solo puede sobrevivir con atención médica real, entonces se prepara para la riesgosa travesía que deberá enfrentar cargándola hasta donde puedan atenderla.
Rambo en el hielo
Con su protagonista atrapado en soledad y una compañera que pasa la mayor parte del tiempo inconsciente,El Ártico lógicamente tiene muy pocas líneas de diálogo y todo lo que cuenta lo hace con las acciones de su personaje, del que no sabemos casi nada. No sabemos quién es ni qué hace allí, pero es evidente que no es una persona cualquiera puesta en una situación extrema.
Overgård parece muy seguro de lo que hace, no improvisa buscando formas de sostenerse como haría cualquier náufrago de cine. Ese punto ya pasó, está establecido y su supervivencia no debería correr riesgo salvo que suceda algún imprevisto, como el que ocurre para poner en movimiento a la trama.
Esto es todo lo que se puede esperar de El Ártico, donde la construcción de un clima está por encima del contar una historia o desarrollar personajes. Todas las acciones de su protagonista son medidas, lógicas y calculadas, hasta cuando lo sorprende algún peligro. Su único rasgo importante es la determinación, se propone una meta y la lleva adelante cumpliendo con su rutina metódica, sin gran parafernalia ni las escenas de acción irreal que suelen poblar esta clase de películas de supervivencia.
Y por algo lo hacen; es muy difícil sostener el interés con un único personaje al que no le sucede casi nada, o que debe sentirse en peligro real pues al no conocerlo no nos llega a preocupar demasiado.