Joe Penna nos presenta su ópera prima "El Ártico" un crudo survival dónde la naturaleza lucha contra la fragilidad de un ser humano desolado.
Un punto apenas visible se mueve en medio de un infierno de nieve. Ese es Overgård (Mads Mikkelsen) varado en el Ártico esperando por recibir finalmente su tan ansiado rescate. Los restos del avión le sirven de refugio contra un hostil ambiente que no da tregua. Cuando la pesadilla parece llegar a su fin, un trágico accidente derriba sus esperanzas y lo pone en jaque. Ahora debe cuidar de alguien más cuya vida pende de un hilo y debe decidir si se quedan resguardados en el campamento, donde están relativamente a salvo, o si se embarcan en una mortal excursión a través de lo desconocido para salvar sus vidas.
Un film con tinte independiente y prácticamente sin diálogos. Todo nos recuerda al paso del tiempo. Escuchamos cuentas, alarmas de un reloj y cada minuto parecen horas. Caso contrario para el espectador. El realismo y la sutileza interpretativa de Mads Mikkelsen juegan un papel determinante invitándonos desde un primer momento a sobrevivir junto con el.
Pocos datos tenemos al comenzar la película acerca de nuestro protagonista, que es retratado como una imagen recortada. Lo que importa es el presente y su personalidad sólo puede deducirse a partir de sus acciones. La intriga mueve el relato sumado a los varios momentos de alta tensión en una pieza con un ritmo narrativo admirable. Mikkelsen, que no es ningún novato, sorprende poniéndose al hombro un desafío actoral para nada fácil en el que todo se sostiene gracias a él y donde no nos hace sentir eterna ninguna secuencia.
Si bien ciertas resoluciones en la segunda mitad del film pueden sentirse tiradas de los pelos perdiendo un poco de esa credibilidad que la caracteriza, el final, por más abrupto que pueda resultar (más de uno se va a quedar con ganas de unos minutos más), hace justicia con la cinta. "El Ártico" no logra revolucionar el género pero nos regala una historia visualmente muy atractiva llena de lucha, determinación y amor, que logra interpelarnos, algo más que valioso para el cine y que no siempre sucede.
Por Matías Villanueva