Estamos acostumbrados a ver películas que tengan un argumento con diálogos a lo que está estaría catalogada como ciencia ficción, thrller, entre otros. El ártico nos trae un subgénero que para muchos no es una novedad, la supervivencia.
A pesar de no tener muchos recursos,un piloto (Mads Mikkelsen) que debe sobrevivir luego de que su avión cayera a tierra, se las ingenia para sobrevivir alimentándose a base de pescados, manteniéndose abrigado dentro de los restos de su avión y hasta puede emitir todos los días una señal de auxilio mediante el uso de un transmisor.
Sí bien el director de este film, Joe Penna ha recurrido a muchos de los lugares comunes del subgénero de supervivencia, sorprende contando una historia sin prácticamente diálogos, aunque este punto puede ser una fortaleza para su director ya que la soledad en la que se encuentra su protagonista es totalmente realista. Penna demuestra que puede contar historias de supervivencia pero quién realmente se destaca es la actuación Mads Mikkelsen ya que logra llenar la pantalla con su presencia.
Sin embargo, hay algo que no funciona en la película y es el sentido emocional, es decir, no consigue generar que el espectador empatice con los personajes, lo que termina construyendo una sensación de tedio y completo desinterés.