Con el transcurrir de los minutos nos encontramos frente a Olavi (Heikki Nousiainen) quien se acerca a la jubilación, es huraño, gruñón, orgulloso, no fue muy afectuoso con su única familia, su hija Lea (Pirjo Lonka) a quien dejó sola y cuando se divorció tuvo que criar sola a su único hijo, ahora adolescente, Otto (Amos Brotherus), cosa que causó un gran quiebre entre ambos.
Ahora acaba de encontrar una pintura muy especial que puede solucionar el futuro económico familiar, a partir de ahí la cinta va mezclando el drama familiar y el mundo del arte, donde existen los engaños, los negociados y las trampas. El film contiene buenos climas, cuenta con una estupenda iluminación, una fotografía impecable, con colores pastel y ese toque otoñal, varios pasajes conmueven a través de las muy buenas interpretaciones de los principales protagonistas. Una historia sencilla y encantadora.