El artista es una original y creativa historia de amor que tranquilamente podría haber filmado Frank Capra de haber iniciado su carrera en la época del cine mudo.
Al igual que Hugo, acá tenemos otra producción que celebra la historia del séptimo arte en un período muy especial en Hollywood cuando las películas mudas se vieron afectadas por la llegada del sonido que dio comienzo a una nueva era.
Muchos artistas que fueron estrellas e intérpretes magníficos terminaron en la miseria y el olvido porque no pudieron o no supieron adaptarse a los cambios revolucionarios que se produjeron en la industria del cine.
Hoy cualquier nabo se para frente a una cámara y los departamentos de marketing de los estudios pueden venderlo como una estrella. En los comienzos del cine los actores tenían que tener un verdadero talento histriónico para transmitir con sus expresiones corporales las emociones de los personajes que no se podía trabajar con diálogos.
Lo interesante del film del director Michel Hazanavicius es que aborda todas estas cuestiones a través una producción que presenta todas las características narrativas de los filmes mudos que se hacían a comienzos del siglo 20.
Como ocurrían con aquellas obras el reparto está compuesto por excelentes actores, quienes son los que se cargan al hombro la película.
Muy especialmente los protagonistas Jean Dujardin y Bérénice Bejo, que los fans de Corazón de caballero (gran film con Heath Ledger) seguramente recordarán en el papel de Christiana, la doncella de Shannyn Sossamon.
Al igual que su personaje en este estreno, Peppy Miller, la actriz con este trabajo pasó de tener papeles secundarios a un gran protagónico donde pudo destacarse a lo grande.
Sin duda esta película marcará una nueva etapa en su carrera.
Mención aparte merece el perro Uggie, quien tiene más mérito a ganar un premio Oscar este año como mejor actor que Gary Oldman y Brad Pitt por sus respectivos filmes El Topo y El juego de la fortuna.
Los clásicos del cine mudo, muy especialmente los que pertenecen a la corriente del expresionismo alemán, siguen siendo apasionantes de ver en la actualidad y la verdad que El artista nos acerca la maravillosa oportunidad de experimentar un poco lo que sentía el público a comienzos del siglo 20.
En cierta manera el film de Hazanavicius es como una máquina del tiempo que te transporta a esa época que el director celebra con este trabajo.
Hacia el final la historia se alarga un poco y el film cae en algunas situaciones redundantes, pero al margen de esta cuestión, El artista es una experiencia fascinante que para disfrutarla en su plenitud es necesario hacerlo en una sala de cine.