Se alzó con cinco Oscar y el Golden Globe. En blanco y negro, casi muda (salvo la frase final), sin intérpretes conocidos, se cargó de premios y aplausos por su original puesta en escena, que recreaba las tribulaciones de un famoso actor de cine mudo en el Hollywood de los `20, que con el arribo del sonido en 1927 pierde popularidad y se le van cerrando las puertas de los grandes estudios. Con su bigote anchoíta y sonrisa estereotipada, George Valentin de pronto es desechable. Mientras su carrera declina, asciende vertiginosamente Peppy Miller, quien había debutado como extra junto al actor. La muchacha, que lo quiere de veras, hará lo imposible para frenar la caída de Valentin y darle una razón para vivir. La película opera como un homenaje al cine, sin eludir una mirada ácida sobre la impiedad del negocio cinematográfico. Tiene momentos entrañables y recupera la atmósfera de aquel cine romántico.