El cine sonoro... me dejó mudo!
Corre el año 1927.
Los protagonistas de las películas de la pantalla grande son las megaestrellas de un cine que es el espectáculo por excelencia, época dorada del cine mudo y en un radiante blanco y negro, tiempos tantas veces referenciados por Hollywood y por los grandes directores.
George Valentin (Jean Dujardin) es una de esas celebridades, un ícono de la época, amado por la crítica pero principalmente idolatrado por el público.
Más preocupado por seguir sosteniendo un rotagonismo y con sus aires de "divo" de la época, Valentin jamás hubiese pensado que el negocio del cine iría mutando... y menos aún pensaría que él no ellegaría a encontrar un lugar, un espacio, una posibilidad dentro de ese cambio veloz e intempestivo.
Su productor, Al Zimmer (en una excelente participación de John Goodman) vislumbrará más rápidamente el cambio dentro del negocio, pero por más que trate de advertirle y hacerlo entrar en raoznes, de convencerso para aggiornarse a los nuevos tiempos que corren, no cualquiera puede convencer a una mega estrella.
Paralelamente, una bailarina que actuó con él en un papel mínimo en una de sus películas, comienza a cautivar al público y convertirse en la nueva "niña mimada" hasta llegar a oponerle una fuerte competencia.
Y el director nos acompaña también a vivenciar el proceso que va desde la portada del Variety preguntándose "Quién es esa chica?" hasta el espaldarazo y llegar a convertirse en una estrella absoluta del cine sonoro, acompañamos a Bérénice Bejo (uno de los rostros más hermosamente filmados en el radiante blanco y negro del cine actual) en la piel de Peppy Miller, haciendo el camino completamente inverso al del desdichado Valentin. El ciclo se repite, los nuevos tiempos "fabrican" nuevas estrellas dejando de lado a las estrellas del viejo paradigma.
No solamente la llegada del cine sonoro impactará en la vida profesional de Valentin, sino que conjuntamente a esos cambios, comienza a desmoronarse su vida afectiva y como ha sucedido ya en otros retratos tanto en relatos ficcionales como por ejemplo "El ocaso de una vida - Sunset Boulevard" o en algunos biopics sobre estrellas del cine de todos los tiempos, aparece la oscuridad de ver se generará una sombra personal proporcional al fulgor de su momento de gloria.
Una reflexión que si bien Hazanavicius aplica al cambio cine mudo-cine sonoro, perfectamente puede ir en el mismo sentido de cómo el cine apagó a la radio, para luego ser avasallado por la televisión, como nuevas olas van imponiendo cambios en el arte y en la vida de los artistas.
De cómo algunas corrientes cinematográficas que tuvieron su tiempo apogeo, luego se fueron empalideciendo (quien intenta filmar con un aire de Nouvelle Vague o sigue los designos del Dogma de Von Trier en el Hollywood de hoy?, por sólo poner un par de ejemplos).
Y de cómo, por ejemplo, la tecnología (efectos especiales, cine 3D, salas equipadas con sonido y sistemas especiales) fue abriendo la posibilidad de un cine diferente, menos artesanal, más implicado con las grandes producciones, en donde muchos artitas no pudieron encontrar su lugar y quedaron sepultados bajo las nuevas corrientes.
Como un gran tributo al cine mudo, a los filmes de acción de ese momento -una clara referencia a los seriales- y a las estrellas de la época más dorada, "El Artista" se constituye como un espacio para que el cine reflexione sobre si mismo, sobre la posibilidad de deconstruirse y construirse nuevamente que puede brindar el arte y fundamentalmente sobre lo duro del ocaso una vez conocida la fama y el glamour.
No solamente cuenta con un elenco de secundarios importantes como James Cromwell en el papel del chofer del protagonista, una brevísima aparición de Malcolm McDowell y la reaparición de Penelope Ann Miller sino que acierta fundamentalmente en ambos protagónicos.
Jean Dujardin tiene el phisique du rol adecuado y necesario para el papel. Se desenvuelve perfectamente bien tanto en la primer etapa de esplendor como en la segunda mitad donde incursiona más en el terreno del drama, con la dificil tarea de manejarse con una gestualidad más marcada y no poder expresarse con el apoyo de las palabras. Bérénice Bejo, como ya fuera dicho, irrumpe con este papel protagónico seduciendo a la cámara con un rostro y una sonrisa intensamente particulares e irradia simpatía y gracia en todas sus apariciones. Y sobre todo logra con Dujardin una excelente química.
En plena temporada de premios y Oscars por venir, "El Artista" cuenta con 10 nominaciones a los premios y sinceramente no deja de ser una película de muy buena factura técnica, un espectáculo en si mismo que brinda ese sabor de homenaje autorreferencial que atrae y ha cautivado a la crítica y también al público, pero en mi opinión personal no tiene el perfil de la gran película del año.
Sin embargo, tanto en los círculos de los críticos como en el BAFTA ha sido muy bien recibida, tuvo también el premio del público en el Festival de San Sebastián y la Palma en Cannes como mejor actor... es altamente probable que a la hora de los Oscar pueda aparecer con más de una sorpresa.