Se supone que la historia tiene que ver con una leyenda urbana vietnamita aunque un ascensor especial en un hospital abandonado, es un tema que también se atribuyen los japoneses en varios films. El guión y la dirección de Peter Mourougaya no se preocupa demasiado de las explicaciones de los distintos giros del argumento, pero si pone toda su atención en la realización, el uso de colores estridentes, la pantalla a negro, los efectos fuera de cuadro que dan más temor de lo que se ven en realidad. Un juego, una aventura, usar un ascensor con una invocación repetitiva que finalmente logra sus frutos, que las puertas se abran al inframundo. Entretiene en “el durante” aunque al final deja sabor a poco. Los fanáticos del género igual apreciaran las inquietudes de ángulos especiales, lujos de iluminación y momentos de franco suspenso.