Definir "una película mala de Roland Emmerich" es un contrasentido. ¿Alguna vez filmó una película buena?.Si uno aplica el criterio cinematográfico más objetivo del mundo, es inevitable llegar a la conclusión que Roland Emmerich jamás logró manufacturar una cinta decente. Ha hecho pastiches festejables como Dia de la Independencia o 2012 - la cual creo que es su obra maestra, ya que los disparates que ocurren allí son imposibles de creer -, pero ninguna de ellas ha resultado en un espectáculo con la calidad y altura de un clásico; y no hablo de un Ciudadano Kane sino de un Duro de Matar o un Terminator, que son películas de acción, formidables espectáculos recargados de explosiones, y matizados por tramas inteligentes.
Pero si un artesano del espectáculo pochoclero - como lo es Roland Emmerich - empieza a manufacturar shows aburridos, es una clara muestra de que su carrera está en serios problemas. Eso es lo que ocurre con White House Down, la cual aparece semanas después que estrenaran otra película con idéntica temática - la invasión terrorista a la Casa Blanca de Olympus Has Fallen, con Gerard Butler -. Aún cuando ambos filmes clonan descaradamente a Duro de Matar, el título de Antoine Fuqua era mucho más potable y entretenido que el engendro de Emmerich. ¿La razón?. Pirotecnica mejor inspirada, diálogos algo mas decentes, y una historia menos aburrida.
Acá la cosa va excesivamente dialogada y, lo que es peor, los parlamentos que abundan no son lo que se dicen interesantes. Hay media hora de aburridísima exposición previa, la que intenta tridimensionalizar al personaje de Channing Tatum y hacer entrar en el juego a dos toneladas de caracteres secundarios. Cuando Tatum y su hija entran en un tour a la Casa Blanca y ésta resulta atacada, sabemos - desde millones de kilómetros de distancia - cómo va a seguir la historia. Tatum por un lado, la hija por el otro. Tatum custodiando, a regañadientes, al presidente (su primera intención era salvar a su hija pero el destino lo puso a cargo del primer mandatario). Juego del gato y el ratón por toda la Casa Blanca. Regurgitación masiva de los clichés creados por Duro de Matar y sus dos millones de clones, los que incluyen duelo de ingenio con el villano, hacker pasado de listo que quiere robar millones de dólares (y toneladas de secretos), autoridades demasiado idiotas que no quieren entrar en el recinto tomado por los secuestradores (¿alguien me puede decir por qué diablos los tanques M1 Abrams no se abren paso por los jardines de la Casa Blanca? ¿Los afectó el congelamiento de presupuesto de Obama? ¿O tienen una burocracia tan estúpida que, para ponerse en acción, necesitan una autorización expresa del presidente... el cual es el mismo tipo al cual deben rescatar?. Imagino el diálogo: "señor Presidente, ¿usted está ahora secuestrado?. ¿Sus captores son amables o agresivos?. ¿Son terroristas? Si quiere que lo liberemos (y no puede hablar), presione 1. Si puede hablar pero no quiere hacerlo porque está enojado con nosotros, presione 2. Si no puede hablar porque le han lavado el cerebro, presione 3. Si no puede hablar porque los terroristas lo han asesinado, presione 4."), comunicaciones furtivas con el único tipo inteligente que está en el control, ataque aéreo al edificio secuestrado que termina en desastre (y en otro duelo en el techo), revelación de la identidad de la pariente de turno - la cual cae en manos de los terroristas y los cuales pretenden negociar con el héroe su rendición incondicional -... Por Dios!. Al guionista le pagaron miles de dólares para regurgitar algo que el 99% del público de todo el planeta puede anticipar porque han visto hasta el cansancio Die Hard!. ¿No había un desarrollo más fresco e inspirado a mano?.
El problema con todo esto es que hay abundancia de tiempos muertos, momentos en que los personajes hablan porque las palabras de los actores son menos costosas que las escenas plagadas de carísimos efectos especiales. El problema es que todo lo que dicen es aburrido. Ni siquiera hay frases de remate que resulten inspiradas, a excepción del guía turístico - el cual debe ser el mejor personaje de toda la película, y está interpretado por un ignoto actor -. Para colmo cuando llega la acción, la misma está plagada de pavadas; como una persecución automovilística en circulos alrededor de la única fuente que yace en los jardines de la Casa Blanca, o monótonas balaceras en los pasillos del edificio, o un subito arrepentimiento de un trío de aviadores en el momento menos pensado. A medida que se acerca el final la escasa credibilidad que tenía el filme se resiente... y mucho.
No sé si El Ataque es un bodrio insufrible, pero seguramente es decepcionante. Alquile mejor Ataque a la Casa Blanca: está un 5% más inspirada que este pastiche de Emmerich. El problema aquí es que el show no cumple con el entretenimiento prometido, empantanándose con dialogos aburridos y soluciones traídas de los pelos, detalles que terminan hundiendo al filme como pasatiempo válido y, mucho menos, recomendable.
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