La sostienen la acción y un villano de lujo
Ultimamente hay mucha inseguridad en Washinton D.C.. Hace unos meses, unos terroristas norcoreanos irrumpieron a sangre y fuego en "Ataque a la Casa Blanca", y ahora vuelve a pasar lo mismo en "El ataque", que por lo menos se toma menos en serio a sí mismo, y cuenta con la dirección de Roland Emmerich, todo un certificado de superacción a granel.
Esta vez, también hay un villano de lujo, James Woods, que comanda un grupo de militares de ultraderecha hartos de que el presidente Jamie Foxx se empecine en evitar todas las guerras que podrían tener a mano. Y el encargado de salvar al Presidente es Channing Tatum, un aspirante al servicio secreto que estaba haciendo la visita guiada con su hijita a la casa de gobierno.
La película empieza muy lentamente, pero cuando explota la acción, lo hace a lo grande, con imágenes tan impactantes como las de la otra película en la que Emmerich, con ayuda de los marcianos, destruía la Casa Blanca: "Día de la independencia". Más allá de que "El ataque" se estira demasiado, y muchos de sus tiroteos en pasillos y túneles de la Casa Blanca empiezan a volverse un tanto repetitivos, Jamie Foxx es un excelente actor que le da un toque divertido a este Presidente que trata de escapar de los tipos malos de todas las maneras posibles, incluso poniéndose zapatillas. Y a diferencia de otras películas de política ficción vistas recientemente, ésta al menos no sólo está mejor filmada, sino que luego de exterminar docenas de personas, lntenta imprimirle a todo el asunto un mensaje pacifista.
El film deja una gran lección: nunca darle el trabajo de Jefe del Servicio Secreto a un tipo con los malos antecedentes de James Woods.