El estreno inoportuno.
Dos desafortunadas referencias a las noticias más actuales coinciden en los estrenos de este jueves, uno mencionado por mi colega Rodolfo Weisskirch en la crítica de Séptimo y otra aquí, de la mano de El Ataque, en donde un presidente norteamericano personificado de manera inequívoca como Barack Obama es un mandatario pacifista que propone un tratado de paz con todo el Medio Oriente, mientras su referente real se encuentra en una cruzada “democrática” para “civilizar” -a bomba limpia- un país de esa misma región. Para colmo de males, al tratarse de un filme del pochoclero apocalíptico de Roland Emmerich, sabemos de antemano que el patrioterismo exacerbado está al orden del día, no solo en escenas heroicas y mensajes explícitos, sino también en insólitas frases como la que dice el personaje de Maggie Gyllenhaal cuando le preguntan cómo es que aún sigue trabajando después de tantas horas seguidas y responde: “cafeína y patriotismo”...