Patriotismo a las piñas
Estamos ante otra más de esas películas al estilo "Duro de Matar" donde un hombre solo puede contra una banda entera de terroristas armados hasta los dientes.
Recientemente vimos "Ataque a la Casa Blanca" de Antoine Fuqua, con una trama muy similar, aunque la que nos ocupa tiene un toque más de intriga, lo que vuelve más interesante al guión. La historia se centra en el personaje de John Cale (Channing Tatum), quien luego de haber estado en la guerra de Afganistán consigue un trabajo como custodio de un político. Está separado de su esposa, y tiene una hija (Joey King) preadolescente a la que ha visto muy poco, y a quien busca acercársele nuevamente, pero le resulta complicado. Como la niña es una fanática del presidente, la lleva con él a la Casa Blanca, donde tiene una entrevista para trabajar en el servicio secreto, puesto al que aspira con ansias.
Lo demás, es lo esperable: la Casa Blanca es atacada, y Cale se convierte en la única persona que puede proteger al presidente (Jamie Foxx), y además salvar a su propia hija.
Como en toda película de Rolland Emmerich, abundan las escenas de acción despampanantes, con explosiones, armas, y peleas coreográficas. Los personajes principales, Tatum y Foxx, quienes comparten la mayoría de las escenas, tienen buena química y logran buenos diálogos de humor en el medio de situaciones tensas y supuestamente trágicas. Ambos están correctos en sus roles, aunque quienes mejor llevan sus personajes, dentro de lo acartonado de los diálogos, son Maggie Gyllenhaal y Richard Jenkins.
Es una película entretenida, con mucha acción y algo de humor, pero sostenida por un guión nacionalista, que por momentos resulta un poco ridículo, y obviamente con un final que ya conocemos.