Tras la fallida experiencia con otros guionistas en Regreso a Itaca, el director francés Laurent Cantet volvió a trabajar con su anterior colaborador, Robin Campillo (que a su vez es el director de la multipremiada 120 pulsaciones por minuto), para un film que en su forma y en su esencia remite a Entre los muros, película que le valió la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2008.
Marina Foïs interpreta a Olivia, una novelista de prestigio que viaja a La Ciotat, pequeña ciudad entre Marsella y Toulon, para dar un taller literario en el marco de un programa de inserción social con la participación de siete jóvenes que representan y sintetizan la diversidad étnica y religiosa de la Francia actual.
El realizador de las notables Recursos humanos y El empleo del tiempo filma las discusiones con los mismos dispositivos que antes utilizara para registrar las charlas estudiantiles de Entre los muros, y el resultado es igual de valioso, ya que los muchachos y las chicas van exponiendo sus contradicciones y frustraciones, sus incomodidades y rencores.
Durante la segunda mitad, la película se concentra en la relación entre la profesora y Antoine (Matthieu Lucci), un joven rebelde y provocador. La tensión sexual entre ambos y las cuestiones políticas que los rodean llevan la trama hacia nuevos rumbos (no siempre del todo convincentes), aunque El atelier jamás pierde su intensidad, su inteligencia ni su humanismo. El mejor Cantet, por suerte, está de regreso.