Cuando una película asume demasiados riesgos puede sorprender, sobresalir o también convertirse en un fiasco. El Avispón Verde fue una notable serie del 60 que combinaba el policial con el subgénero del enmascarado defensor del orden, y sin dudas que sus adeptos hubieran preferido un film más fiel al original en lugar de una versión repleta de audacias. Pero eso ya casi pasa al terreno anecdótico ante la cantidad de licencias que se han tomado los artífices de este largometraje (de largo metraje, además) con el mismo título. Las apuestas de ubicar al regordete, grotesco y pretendidamente gracioso Seth Rogen como el vengador sin poderes del ciclo original y de realizador al brillante e innovador Michel Gondry (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), de tan fallidas, espantan. Lo propio se puede decir de la desdibujada participación de actores como Tom Wilkinson, Cameron Diaz, Edward James Olmos y del extraordinario Landa de Bastardos sin gloria, Christoph Waltz, como un insustancial archivillano.
Si la intención fue evocar el concepto de los dos primeros Batman de la década del 90, con el incipientemente genial Tim Burton detrás de cámaras, que a su vez convocara para el papel principal a un comediante como Michael Keaton; hay que decir que el director de Ed Wood (título que en este caso recuerda a Gondry, vaya a saber por qué) hizo sus films sobre el Hombre Murciélago muy en serio, con su visión oscura y creativa. Nadie esperaba cristalinos homenajes, pero tampoco la parodia y la desfachatez, y con tan escasa gracia.
La recreación del director de Rebobinados venía tan malograda que quizás por eso pobló el último segmento de escenas de acción tan salvajes que exasperan (incluyendo una desproporcionada pelea entre el presunto –no lo parece en ningún momento- héroe y su asistente, más parecida a alguna de Clouseau con su mayordomo oriental). Y ni hablar de las necedades que pueblan los diálogos entre ambos y de la mayoría de los personajes, mérito en el que suma otro poroto el protagonista Rogen, coautor del incalificable guión. Un avispón de vuelo defectuoso que se desbarranca hacia el esperpento. Un irrespetuoso bofetón, además, para quienes amaron la serie.