Poco feliz cumpleaños.
El bebé de Bridget JonesOtro año más que no salió como esperaba, otro año más de plantearse cambiar. Quince años después de la primer película Bridget logró avanzar en su carrera y tiene una vida bastante buena, pero sigue sintiéndo el mismo fracaso de siempre, algo que su madre se asegura de recordarle despertándola a las seis de la mañana el día su cumpleaños número 43 para hacerle saber que se le acaba el tiempo para ser madre. Como si el llamado tuviera poderes mágicos, en pocos días Bridget se reencuentra con su antigua pareja Mark Darcy (Colin Firth, o la representación gráfica del ser inglés) y conoce a un anónimo hombre durante un festival del que huye al despertar, obviamente para enterarse a las semanas que está embarazada. Su médica sitúa la concepción convenientemente en una fecha que deja a ambos hombres con la mitad de probabilidades de ser el padre y ella, temiendo que sea su última oportunidad de ser madre, se niega a hacer un estudio de ADN que ponga en riesgo el embarazo para optar por el comportamiento más adulto y responsable: decirle a ambos que está embarazada pero ocultarle la existencia del otro. Porque si la gente de las películas hiciera lo que hace la gente normal, no tendría ningún sentido.
Otra secuela tardía:
A esta altura no hay posibilidades de que El Bebé de Bridget Jones agarre a alguien de sorpresa en la sala, quien compre la entrada seguramente ya tiene una decisión tomada sobre lo que está por ver y no van a salir decepcionados. Renée Zellweger ya hace a Bridget Jones de memoria. Con toda naturalidad sigue alternando comentarios ácidos en voz alta con reflexiones internas depresivas, tomándose descansos ocasionales para cometer alguna torpeza fácilmente evitable que la avergüence en público. Y una vez más, está en la continua encrucijada de tener que optar entre el confiable pero aburrido abogado y un divertido billonario dispuesto a abandonar su vida de soledad, básicamente el personaje de Hugh Grant si hubiera vuelto para la tercera parte. Otra vez, si fuera realista la película se termina a la media hora pero había que hacerla durar lo suficiente como para poder volver a contar la parte de como Bridget hace de cuenta que es una mujer feminista e independiente pero en el fondo está buscando la primera oportunidad que pueda para cumplir con el mandato de casarse y ser madre para no sentirse un fracaso de persona. Hay que reconocer que eventualmente parece tomar un camino más maduro, pero el resto del tiempo es un tanto chocante verla comportarse como una adolescente a la vez que remarca a cada rato lo cerca de la obsolescencia que está, cuánto la tortura tener algunos kilos de más y principalmente que necesita tener un hombre al lado, poco importa cuál ni en que condiciones.
Conclusión:
No es sorpresa, El Bebé de Bridget Jones es lo mismo de siempre, con todo lo que eso implica. Quienes amen sentarse un domingo a la tarde frente a las anteriores tendrán un nuevo capítulo que agregar, antes de volver a empezar la secuencia. El resto ni se va a enterar que se estrenó.