Logra hacer que la famosa pintura de El Bosco vuelva a ser sujeto de debate y análisis de sus imágenes, sentidos y simbologías como en los tiempos de antaño.
En 2016 se cumplieron 500 años de la muerte del legendario artista flamenco Hieronymus Bosch, Jheronimus van Aken o también conocido como El Bosco en España. Su figura, tan fascinante como esquiva, despierta la curiosidad de la comunidad artística y su obra es un gran interrogante, con pocas pinturas que le pueden ser atribuidas sin un atisbo de duda. Aún así su obra maestra, El Jardín de las Delicias (De tuin der lusten), ha logrado convertirse en una de las pinturas más misteriosas y renombradas de la historia del arte. Cada día unas 4000 personas se detienen para admirar la obra exhibida en el Museo del Prado.
El tríptico cerrado muestra una imagen de la creación del mundo, pero al abrirse revela tres paneles distintos: El Jardín del Edén (izquierda) con Adán, Eva y Dios compartiendo el paraíso terrenal; El Jardín de las Delicias (centro), que muestra a la humanidad sucumbiendo a los placeres del pecado que serán su perdición, y finalmente El Infierno (derecha), sombrío y oscuro destino del hombre.
El documentalista español José Luis López Linares reúne a más de 30 personalidades (sociólogos, filósofos, pintores, músicos, artistas plásticos, científicos, críticos de arte) que analizan, interpretan y dialogan sobre la obra, sus detalles, simbolismos y sentidos. El Jardín de las Delicias vuelve a ser tópico de debate y conversación como el historiador del arte holandés Reindert Falkenburg sostiene que lo era en tiempos de la corte de los Nassau.
El Bosco: El Jardín de los Sueños no busca cerrar la conversación buscando una respuesta a la sugestiva obra, sino que pretende abarcar múltiples interpretaciones sobre ella y jugar con la búsqueda del sentido a cada detalle y fragmento de la pintura. El ejercicio polisemico es tan irresistible que el espectador no puede evitar hacerse preguntas y formar parte de la conversación como si fuera uno más de los invitados por Linares para analizar el tríptico.
La pintura sirve también como punto de partida para rastrear las raíces del misterioso artista, su obra, sus revolucionarias técnicas artísticas, la hermandad a la que pertenecía y la influencia que su producción tuvo en el arte actual.