Gonzalo Zampico en su primer largometraje utiliza el suspenso y la tensión de un triángulo amoroso planteado desde la adolescencia entre dos hermanos y una chica atravesada por la tragedia que, marcado por la sangre de perros acuchillados por venganza, queda en suspenso durante 15 años. En el momento del regreso de la mujer objeto del deseo ya transformada, para saldar cuentas o revivir llamas, en un entramado estragado por la vida, las culpas, la violencia y la incomprensión. El realizador maneja bien los climas, los recuerdos y mantiene la intriga teñida de desesperación de esos humanos que quedaron marcados sin poder hacer casi nada con sus destinos. Una reflexión del paso del tiempo con cuentas pendientes que nunca podrán ser saldadas como esperan los desesperados. Buenos actores, en especial la sugestión de una impactante Lorena Vega, llena de misterios y deseos, desamparo y determinación. Se luce la solidez de Marcelo Subiotto y la fragilidad que encarna Guillermo Pfening. Y también es bien logrado el trío de chicos con Ángelo Mutti Spinetta, Julieta Brito, Francisco Macia.