Lado B de un pueblo
Episodios traumáticos no superados, alimento de odio e impotencia, pueden conducir a las personas a cometer actos aberrantes con el pretexto de hacer justicia, es la premisa de El Bosque De Los Perros (2018).
Un thriller oscuro que relata la historia de un triángulo amoroso colmado de mentiras, en el que Mariela (Lorena Vega) vuelve a su pueblo natal luego de muchos años, para reencontrarse con Gastón (Guillermo Pfening), su verdadero amor de la adolescencia y algo más. Carlos (Marcelo Subiotto), es el hermano mayor de Gaston y el tercero en discordia. Mariela abandonó su pueblo tras un trágico accidente, en el que sus padres fallecieron y ella se salvó porque no se encontraba en el hogar. Esa infortunada noche se originó en ella, un odio por sus vecinos porque nada hicieron para salvarlos, y a modo de venganza, mataba a sus perros en el bosque con la ayuda de Gastón. La historia de este trío amoroso y de situaciones se relata a través de flashbacks.
Este ácido relato rural, dirigido y guionado por Gonzalo Javier Zapico puede ser algo difícil de digerir por los amantes de los animales, puesto que están muy bien logradas las escenas de matanza; sin embargo, su trabajo es destacable ya que no sólo es creíble, sino que cuenta con un guion, en su totalidad, impredecible e inteligente. Si bien las imágenes son más o menos sencibles, según el espectador, el film nos mantiene intrigados, con la pregunta constante de qué va a suceder ahora, y con una ambiguedad atractiva. La fotografía es cautivadora, composición de planos y locaciones cautivadores; la música acompaña el suspenso y resultan acertadas las actuaciones de todo el elenco; en los flashback, nos relata la historia de este trío amoroso y de situaciones contadas en el momento adecuado. Se destaca la interpretación de Lorena Vega que construye un personaje genial, creíble y mentiroso, con el que no empatizamos en absoluto, no anticipa ningún suceso para que comprendamos atinadamente el porqué de su frívolo comportamiento.
Pasado y presente se entrelazan en este drama que nos deja un claro mensaje: vayas a donde vayas y pase el tiempo que pase, si no perdonas y abandonas el impulso de culpar al otro por tu propia desgracia... arrastrarás esa mochila toda la vida y cada vez pesará más.