"Vas a ver cosas extrañas, pero ninguna es real. Todo está es tu cabeza", le dice a Sara el guardia del bosque de Aokigahara, un lugar que la mitología japonesa le otorgó un aura suicida. Al parecer, muchos de los que están cansados de la vida se internan allí y no vuelven. A ese "mar de árboles" llega Sara (Natalie Dormer, conocida por su participación en Game of Trones y Los juegos del hambre) buscando a Jess, su díscola hermana gemela, que se perdió en Aokigahara tras una excursión con el colegio donde enseña. ¿Otra película sobre bosques encantados y fenómenos sobrenaturales? Sí, y sin demasiadas novedades que ofrecer respecto a sus similares.
El debutante Zada juega con la premisa de que nada dentro del bosque puede ser cierto, lo cual lo habilita pasa mechar sustos aislados en un guión que presenta más de una fisura. Sino, ¿qué aporta a la historia que Jess haya visto los cadáveres de sus padres? ¿Y qué papel juega la adolescente que Sara encuentra en el bosque ? Por no hablar de la tosquedad en las actuaciones y de algunas situaciones colocadas a puro torniquete.
El Aokigahara existe en realidad en Japón, país que posee una de las tasas de suicidios más altas del mundo. La película al menos tiene un mérito: le hace una propaganda tan poco inspirada al bosque que quienes tengan en principio la idea de dejar el mundo quizás lo piensen un poco mejor.