Buscando a la hermanita perdida
Si bien parece que romperá los clisés del género, bien pronto se aboca a todos ellos.
Con el correr de los años y las películas, sorprender en el cine de terror se está haciendo más difícil. El debutante Jason Zada lo logra en la primera mitad de El bosque siniestro, cuando conjuga flashbacks y lanza rápidamente una intriga sin demasiados golpes de efecto, ni visuales ni sonoros.
Bien dicen que los filmes de terror no tienen el mismo efecto si se los ve, pero no se los escucha.
En El bosque... confluyen la narración habitual del género cuando lo dirigen estadounidenses con las tradiciones de terror niponas. De hecho Sara (la inglesa Natalie Dormer, de Game of Thrones) parte hacia Japón cuando recibe el llamado de una policía para avisarle que su hermana gemela desapareció luego de ser vista caminar por un bosque. No cualquier bosque. Aokigahara, al pie del Monte Fuji, es conocido como el Bosque de los suicidas: muchos no salen con vida de allí.
La leyenda dice que el lugar se alimenta de la tristeza de las personas que lo visitan. Y hacia allí va Sara.
Una pregunta: ¿para qué, cuando pregunta si la vieron, muestra la foto de su hermana si son gemelas?
No importa. Lo que sí interesa es que Sara ingresará al bosque a buscar a Jess, ayudada por un periodista que ve una historia por contar.
Por supuesto que las hermanas tuvieron un pasado traumático. Por supuesto que, aunque le digan que no pase la noche allí, Sara se quedará. Y por supuesto que lo que comenzó sin golpes de efecto, lamentablemente dará un giro.
No sólo porque se torna efectista, sino porque en un momento parece cambiar de género. Lo que pudo ser como un laberinto entre los árboles se vuelve algo un tanto engañoso. ¿Si el espectador la pasará bien? No sufrirá mucho, ni tanto como Sara. A la hora de gritar, cada uno sabe lo que lo asusta.