Una gran rareza.
En los 90 era habitual ver un film de Steven Spielberg año tras año, donde sorprendía con su despliegue visual y calidad en las historias. Pero iniciado el siglo XXI, uno de los directores más influyentes de la industria cinematográfica decidió dar un paso al costado para dedicarse a la producción ejecutiva y dejar el lugar a nuevos realizadores.