Es la primera vez, en todos estos años, que Steven Spielberg se junta con la gente de Disney para realizar un largometraje. Y no cualquier largometraje. Junto a la guionista Melissa Mathison (también responsable de “E.T., el Extraterrestre” y fallecida a finales del año pasado), el director se anima a llevar a la pantalla uno de los tantos clásicos literarios de Roald Dahl y, de esta manera, retornar a sus fuentes más fantásticas, esas que quedaron un poco por el camino cuando se puso más serio y empezó a ocuparse de historias más dramáticas y reales.
“El Buen Amigo Gigante” (The BFG, 2016) es pura magia, encanto y humor, no sólo desde lo visual, si no gracias a sus dos personajes principales: la pequeña Sophie (la debutante Ruby Barnhill), una huerfanita en busca de aventuras que no le tiene miedo a nada, y su peculiar compañero grandote a quien el oscarizado Mark Rylance (“Puente de Espías”) le pone el cuerpo y la voz, a través de la técnica de captura de movimientos.
Esta relación es el alma de un relato ambientado en Inglaterra en algún punto de la década del ochenta. Todo comienza cuando Sophie descubre las incursiones nocturnas del gigante, y este la secuestra por miedo a que revele sus secretos. El gigantón no es el mayor de los problemas de la nena que pronto descubre que hay criaturas más grandes y poderosas gustosas de masticar humanos, algo que su nuevo amigo desaprueba y decide regresarla al orfanato para que no corra ningún peligro innecesario.
La separación dura poco y la extraña pareja termina compartiendo sus días recolectando sueños (y alguna que otra pesadilla), tarea a la que se dedica este BFG (Big Friendly Giant, o en su defecto BAG) para luego regalárselos a los niños que más lo necesitan.
Pero sigue estando el problema de los gigantes violentos que quieren invadir la ciudad para secuestrar pequeñines y comérselos de almuerzo. Sophie y su amigo bonachón van a idear un plan para frenarlos, pero antes necesitan el apoyo de la mismísima reina de Inglaterra.
Spielberg nos relata un cuentito cargado de ternura, mucha imaginación y algunos chistes flatulentos. Sí, Steven se animó a jugar con el ridículo y su propio niño interior de la mano de una puesta en escena impresionante y una dupla protagonista que es puro carisma y diversión. Sophie es la verdadera heroína en esta historia, pero es Rylance con su forma tan particular de hablar (por favor véanla en su idioma original), e impregnar a un personaje realizado íntegramente por computadora con su espíritu amable, el que se lleva todos los aplausos.
“El Buen Amigo Gigante” es una fábula sencilla e infantil -aunque no es exclusiva para los más chicos- que nos pasea por los escenarios más fantásticos (especialmente el País de los Sueños) y nos conecta con la soledad de estos personajes necesitados de amistad y un poquito de afecto. Un cuentito de hadas que no necesita de muchos giros en su trama para emocionarnos y arrancarnos unas cuantas carcajadas, la curiosa relación entre una nena de diez años y un gigante de diez metros y todo lo que se desprende de ello.